lunes, 6 de abril de 2015

Patricio Torne -Un texto dramático

Patricio Torne, Santa Fé, 31 de enero 1956


Un texto dramático

No, no aprendí a coser como lo hacen esas huérfanas criadas en el convento igual que mascotas. Yo he dormido con papel tisú sobre la mesa de noche, y le gané a la inundación de las lágrimas. Dios, el diablo, y mi primera maestra saben bien que a la hora de sufrir no me anduve con chiquitas, pero coser, eso sí que no aprendí. Hasta zafar de un sueño recurrente que venía desde mi niñez pasaron muchos años, allí corría por pasillos húmedos y oscuros escapando de una luz que me seguía para volverme fuego, y llevaba en mi mano un carretel de hilo “cadena” que se iba desarrollando mientras disparaba. No es hasta el instante mismo en que me alcanza que yo despierto bañado en un sudor de vergüenzas, entonces me siento hasta el amanecer para no tocar las sábanas mojadas. Mis hermanos, si, aprendieron a coser, pero ellos siempre tuvieron el espíritu de mascota que a mi me faltó. Sé muy bien lo que es andar envuelto en trapos viejos, cubrir las osamentas con mantas o prendas en desuso, y sé, también, de los lamentos por no saber coser como lo hacen los vecinos, pero eso es algo que me fue negado, o la falta de coraje impidió que yo aprendiera. Será por todo esto que admiro a las “Patricias Mendocinas” que en un abrir y cerrar de ojos, bordaron perlas, lentejuelas de oro, y una roseta de diamante para adornar el óvalo del sol en la bandera de los Andes que les encargara el General.
Hace días me persigue la idea de la muerte, y uno tiene muchas películas al respecto, dicen que las malas personas se vuelven cenizas del infierno, pero yo no soy mala persona; que las buenas se vuelven polvo celestial, pero, por suerte, tampoco soy una buena persona; que las mariquitas se hacen purpurinas, y los trabajadores, virutas del metal con el que supieron lidiar. Yo quisiera ser parte de las cosas que Alejandra y Florencia hacen para exorcizar mi mal destino. No sé, una puntada, un pespunte, ir y venir de hilos rojos o azules sobre una tela blanca. Un bordado, un punto cruz sobre el papel y los atuendos imposibles. Estar allí, aunque más no sea como una molestia en la dialéctica de sus obras de arte. La redención como parte de una belleza que estas mujeres manejan a la perfección.

2 comentarios:

  1. Una lee el texto y quiere verlo a él, lee los comentarios y quiere verlo a él...nos imaginamos entonces a una persona entrañable, con un texto limpio, cargado de ideas y sentimientos críticos que asoman, con ironía subyacente referidos a lo deseable. Da cuenta de la existencia en la interacción social del "policiamiento del deseo", del forzamiento social, un ordenamiento que te hace funcionar por los andariveles que te precedían , que te quitan libertad. Que te marcan de antemano lo deseable, lo propio, lo impropio etc. Y estar fuera de andarivel, mucho hace sufrir a la gente hasta encontrar el vuelo propio. No todos lo consiguen. Creo que este escritor sí lo ha conseguido, flota aparentemente en la superficie llana de las cosas pero el envión le viene de aguas profundas-

    ResponderBorrar
  2. Una lee el texto y quiere verlo a él, lee los comentarios y quiere verlo a él...nos imaginamos entonces a una persona entrañable, con un texto limpio, cargado de ideas y sentimientos críticos que asoman, con ironía subyacente referidos a lo deseable. Da cuenta de la existencia en la interacción social del "policiamiento del deseo", del forzamiento social, un ordenamiento que te hace funcionar por los andariveles que te precedían , que te quitan libertad. Que te marcan de antemano lo deseable, lo propio, lo impropio etc. Y estar fuera de andarivel, mucho hace sufrir a la gente hasta encontrar el vuelo propio. No todos lo consiguen. Creo que este escritor sí lo ha conseguido, flota aparentemente en la superficie llana de las cosas pero el envión le viene de aguas profundas-

    ResponderBorrar