Enrique Bossero, Bs As, 25 de enero 1930 – CABA, 31 de diciembre 2014
Ahora que Anita Ekberg está en un geriátrico de Roma
sin poder bañarse en la Fontana de Trevi
apenas en una bañera instalada al final del pasillo
a la derecha
uno reflexiona que
lo peor de la vida no es su traza inevitable
entre rutas zigzagueantes que conducen siempre a
los tristes jardines
no sabemos si perdurables
lo peor de la vida es esa ironía que despliega toda vez que
esgrime la burla
para socavar nuestra inocencia
nunca perdida a pesar de las flacas convicciones
ironías de tono menor en apariencia
devastadoras de otros momentos de gloria
también existentes
aunque olvidados.
No se puede repetir todos los días las mismas cosas
agitar los mismos gestos entre
ancianos lamentos descoloridos
si no fuera por esta realidad en apariencia
frívola
de la vida mofándose de la vida
tentadora de gruesas carcajadas o agudas impertinencias
dictadas hoy
justamente hoy
cuando Anita Ekberg reside en un geriátrico de la Ciudad Eterna
sin poder bañarse en la fuente de las tres vías
apenas en una bañera enlozada al final del pasillo
a la derecha
eso sí
los martes a las once de la mañana
los viernes a las cinco de la tarde
siempre que no sea feriado
siempre que las chicas no estén ocupadas o no estén
como casi siempre están
de mal humor.
Ahora que Anita Ekberg está en un geriátrico de Roma
sin poder bañarse en la Fontana de Trevi
apenas en una bañera instalada al final del pasillo
a la derecha
uno reflexiona que
lo peor de la vida no es su traza inevitable
entre rutas zigzagueantes que conducen siempre a
los tristes jardines
no sabemos si perdurables
lo peor de la vida es esa ironía que despliega toda vez que
esgrime la burla
para socavar nuestra inocencia
nunca perdida a pesar de las flacas convicciones
ironías de tono menor en apariencia
devastadoras de otros momentos de gloria
también existentes
aunque olvidados.
No se puede repetir todos los días las mismas cosas
agitar los mismos gestos entre
ancianos lamentos descoloridos
si no fuera por esta realidad en apariencia
frívola
de la vida mofándose de la vida
tentadora de gruesas carcajadas o agudas impertinencias
dictadas hoy
justamente hoy
cuando Anita Ekberg reside en un geriátrico de la Ciudad Eterna
sin poder bañarse en la fuente de las tres vías
apenas en una bañera enlozada al final del pasillo
a la derecha
eso sí
los martes a las once de la mañana
los viernes a las cinco de la tarde
siempre que no sea feriado
siempre que las chicas no estén ocupadas o no estén
como casi siempre están
de mal humor.
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