“El héroe es una cosa arrastrada tras un carro en polvo”.
Simone Weil
Suponer que las bolas rebotan de las bandas
que las bolas son redondas o que viajan sobre el paño
en línea recta como una continuación
del taco, del brazo que taquea en el ataque. Son
engaños. Mitos. La belleza del juego. “La Ilíada
o El poema de la fuerza”. La tersa noche que pasa
creyendo en esa fuerza que es del hombre
el tema verdadero. Su heroísmo. Soldados hasta
el amanecer. Caballeros los más,
hasta la herida última. Hay
jugadores míticos. Recuerdo uno
que cuando jugaba, parecía
que su vida pendía de cada tiro. Su mirada
serena fijada a la mesa, la absorbía. Se podría decir
que cuando él jugaba, todo
dejaba de existir . Siempre ganaba. El lugar
estallaba en el aplauso. Entonces se iba
tímidamente envuelto en una fuente de luz.
Yo lo llamaba, El sauce de Michaux: “El menos ostentoso
de los árboles.”
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