Eduardo D´Anna, Rosario, 26 de octubre 1948
Mirando a los jóvenes
Por su forma de ser, por la forma
de ser de la juventud, ellos
no ven que los estoy mirando.
Ellos no necesitan verlo, y así
está todo bien, y yo puedo
dedicarme a mi actividad:
los imagino
de mi edad, pasando
por las cosas que nosotros
pasamos: la fraternal
lucha en las calles,
el desastre, el Proceso;
¿cuál iría a la muerte?
Y se salvó.
¿Cuál sería un traidor?
Y se salvó.
Se salvaron por nacer muchos años
después. Pero qué saben
ellos, mientras repiten
viejos errores
y viejos heroísmos.
Yo me sonrío; miro
sus destinos posibles
girando en torno a sus cabezas
como satélites enloquecidos.
sigo admirandote querido amigo, te quiero!
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