Graciela Zanini, CABA, 24 de marzo 1948
Un susurro dentro de mí, trae noticias de su
cercanía.
Dispongo entonces un orden para oficiar el rito.
Papeles, instrumentos de escritura, música,
levísima
como su paso a través de los objetos.
Si le es grato, desciende.
Así destellan su inoportunidad y su porfía.
A deshoras y con inamovible terquedad
Se impone a toda distracción.
Reina más allá de humanos menesteres
como dormir o alimentarse.
Aunque no logre asir
su imperio desbordado e inquietante,
en cambio la recibo callada, disponible.
Tal vez por eso, a veces me concede atisbar entre
los pliegues de su vestidura
y regreso de la azarosa travesía,
herida por su intensidad, en posesión de un
ínfimo,
quemante destello, que alcanza
para mudar en fleco luminoso
el canto de ese día.
criatura transparente
Un susurro dentro de mí, trae noticias de su
cercanía.
Dispongo entonces un orden para oficiar el rito.
Papeles, instrumentos de escritura, música,
levísima
como su paso a través de los objetos.
Si le es grato, desciende.
Así destellan su inoportunidad y su porfía.
A deshoras y con inamovible terquedad
Se impone a toda distracción.
Reina más allá de humanos menesteres
como dormir o alimentarse.
Aunque no logre asir
su imperio desbordado e inquietante,
en cambio la recibo callada, disponible.
Tal vez por eso, a veces me concede atisbar entre
los pliegues de su vestidura
y regreso de la azarosa travesía,
herida por su intensidad, en posesión de un
ínfimo,
quemante destello, que alcanza
para mudar en fleco luminoso
el canto de ese día.
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