Fernando Aíta, Buenos Aires, 6 de diciembre 1975
Oración a San Houdini
Santo Houdini querido,
vos que tanto zafaste
cerrojo, candado, cadena...
mandame luz, un hilo inspirador
que se cuele en la cueva,
un claro al fondo del túnel
donde el espíritu va y viene.
Santo escapista que estás en la gloria,
libráme de la paranoia:
que se doblen como elásticos
los barrotes de mi mente
y adelgacen mis muñecas
cuando apreten las esposas.
Oh gran santo del pire, te pido
que las ideas no se me enganchen
en un nudo fulero, un mal rollo.
No quiero quedar girando
como el cobayo en la ruedita.
Mago de la evasión,
que no hay engome que te contenga,
haceme un rato transparente
la reja, la malla, el cerco...
quiero ver puro un instante
amanecer, atardecer, la luna llena...
no sabés qué difícil y qué lindo
contemplar el paisaje sin límites.
Ay gran santo de la fuga,
acá estamos atrapados
como dígitos entre columnas
sin el beneficio de la incógnita.
Mientras completo la espera,
enseñáme algún truquito
para escaparle a la trampa,
deshacerme del grillete.
Vos que guardás bajo la lengua
la llave de la creación,
dame la ganzúa del ingenio:
que mi alma prófuga siga libre
y no me zarpen lo que siento
del cofrecito del corazón.
Gracias santo indetenible,
paz, amor y libertad. Amén.
Oración a San Houdini
Santo Houdini querido,
vos que tanto zafaste
cerrojo, candado, cadena...
mandame luz, un hilo inspirador
que se cuele en la cueva,
un claro al fondo del túnel
donde el espíritu va y viene.
Santo escapista que estás en la gloria,
libráme de la paranoia:
que se doblen como elásticos
los barrotes de mi mente
y adelgacen mis muñecas
cuando apreten las esposas.
Oh gran santo del pire, te pido
que las ideas no se me enganchen
en un nudo fulero, un mal rollo.
No quiero quedar girando
como el cobayo en la ruedita.
Mago de la evasión,
que no hay engome que te contenga,
haceme un rato transparente
la reja, la malla, el cerco...
quiero ver puro un instante
amanecer, atardecer, la luna llena...
no sabés qué difícil y qué lindo
contemplar el paisaje sin límites.
Ay gran santo de la fuga,
acá estamos atrapados
como dígitos entre columnas
sin el beneficio de la incógnita.
Mientras completo la espera,
enseñáme algún truquito
para escaparle a la trampa,
deshacerme del grillete.
Vos que guardás bajo la lengua
la llave de la creación,
dame la ganzúa del ingenio:
que mi alma prófuga siga libre
y no me zarpen lo que siento
del cofrecito del corazón.
Gracias santo indetenible,
paz, amor y libertad. Amén.
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