José María Pemán, Cádiz, 8 de mayo 1897 – Cádiz, 19 de julio 1981
Entre los geranios rosas
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
Así me gritó la niña,
la de las trenzas doradas:
-corre a verla, corre a verla,
que se te escapa.
Por los caminos regados
del oro nuevo del alba,
corrí a los geranios rosas,
¡y ya no estaba!
Volví entonces a la niña,
la de las trenzas doradas.
«No estaba ya», iba a decirle.
pero ella tampoco estaba.
A lo lejos, ya muy lejos,
se oían sus carcajadas.
Ni ella ni la mariposa;
todo fue una linda trama.
El jardín se quedó triste
en la alegría del alba,
y yo solo por la sola,
calle de acacias.
Y esto fue mi vida toda:
una voz que engañó el alma,
un correr inútilmente,
una inútil esperanza...
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
Entre los geranios rosas
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
Así me gritó la niña,
la de las trenzas doradas:
-corre a verla, corre a verla,
que se te escapa.
Por los caminos regados
del oro nuevo del alba,
corrí a los geranios rosas,
¡y ya no estaba!
Volví entonces a la niña,
la de las trenzas doradas.
«No estaba ya», iba a decirle.
pero ella tampoco estaba.
A lo lejos, ya muy lejos,
se oían sus carcajadas.
Ni ella ni la mariposa;
todo fue una linda trama.
El jardín se quedó triste
en la alegría del alba,
y yo solo por la sola,
calle de acacias.
Y esto fue mi vida toda:
una voz que engañó el alma,
un correr inútilmente,
una inútil esperanza...
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
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