Velimir Khlebnicov, Rusia, 9 de noviembre 1885 – Novgorod, 28 de junio 1922
Traducción Daniel Hernández Guzmán del inglés de T S Eliot
Llena de sonido
Llena de sonido estaba la leña retorcida
El bosque gritó, el bosque se quejó
Con miedo
De ver al hombre-bestia blandir su lanza
¿Por qué el cuerno del corazón del ciervo pesa en la mano
Ante la viva marca del amor?
El brillo metálico de una flecha golpea su anca
Y reconoce su lugar. Ahora se ha quebrado la bestia
A sus rodillas, doblegada en el suelo.
Sus ojos atienden a la profunda muerte.
El ruido de caballos, bufan y murmuran;
“Traeremos los altos. Inútil correr.”
Inútil tu exquisito movimiento
Tu cara casi femenina. Ninguna acción
Te salvará. Vuelas del tormento a la ruina
Y la búsqueda del hombre-lanza te sigue con rapidez.
Caballos jadeantes cada vez más cerca,
Cuernos y ramas cada vez más bajos,
Tañidos arcos por doquier,
Sin ayuda ni corazón ante las heridas y el daño.
Pero se alza abrupto, se encrespa y ruge-
Y muestra las crueles garras del león.
Con pasiva calma toca y tienta-
Enseña el truco del terror.
Condescendientes y quietos,
Se desploman para llenar sus tumbas.
Se alza rampante. Regio ruge.
Y derredor, en todas partes, yacen vencidos sus esclavos.
Traducción Daniel Hernández Guzmán del inglés de T S Eliot
Llena de sonido
Llena de sonido estaba la leña retorcida
El bosque gritó, el bosque se quejó
Con miedo
De ver al hombre-bestia blandir su lanza
¿Por qué el cuerno del corazón del ciervo pesa en la mano
Ante la viva marca del amor?
El brillo metálico de una flecha golpea su anca
Y reconoce su lugar. Ahora se ha quebrado la bestia
A sus rodillas, doblegada en el suelo.
Sus ojos atienden a la profunda muerte.
El ruido de caballos, bufan y murmuran;
“Traeremos los altos. Inútil correr.”
Inútil tu exquisito movimiento
Tu cara casi femenina. Ninguna acción
Te salvará. Vuelas del tormento a la ruina
Y la búsqueda del hombre-lanza te sigue con rapidez.
Caballos jadeantes cada vez más cerca,
Cuernos y ramas cada vez más bajos,
Tañidos arcos por doquier,
Sin ayuda ni corazón ante las heridas y el daño.
Pero se alza abrupto, se encrespa y ruge-
Y muestra las crueles garras del león.
Con pasiva calma toca y tienta-
Enseña el truco del terror.
Condescendientes y quietos,
Se desploman para llenar sus tumbas.
Se alza rampante. Regio ruge.
Y derredor, en todas partes, yacen vencidos sus esclavos.
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