Denisse Vega Farfán, Trujillo, Perú, 14 de septiembre 1986
d
hay una muerte que muere en ti
con los ojos abiertos
la boca burbujeante de constelaciones
y pequeños juegos de ajedrez
una dama con sombra de lagarto
una lengua natal fosilizada
una ostra donde resuena tu nombre inutilizado
sediento de ti
la certeza
es un resoplido repleto de abalorios
que alguien remata en una esquina
no le interesa a tus pies
enroscándose en una trompa
cantando la vida
fuera de sus túnicas
alguien te contó que naciste en un zorzal
atravesado por embudos
y siglos desventrados…
antes de inaugurar la cena una plegaria
como una hoz
contorneando tu yugular
un bramido de manatíes en el silencio
alguien te contó que la muerte bailaba
con los pechos desnudos
mientras un nuevo lenguaje era varado
como un pelícano ahogado en plomo
y tanta ceremonia
para festejar la inmundicia
con un nombre alquilado
al que sólo abrigaban las moscas
y tanto desvelo sobre las dunas
escrutando esas señales
que dejan de cantar cuando las miras
blandiendo la indigestión de las estrellas
blasfemando la luna
para…
“yo descendí para dejar de medir la distancia”
-dice la anguila
“yo descendí para guarecer los embriones de los hombres
que se trizaron en la tierra”
-dice el hipocampo
la paz es la carnada
que deja huir el salmón
a la diestra de tus miedos el caracol
rearma su corteza
los ahogados cierran con satisfacción
sus últimas visiones
el mar disuelve sus sales
adhiere el efluvio de sus sueños
a la casta sonoridad de las piedras
ahora puedes abrir los ojos
sentir las contracciones de ti mismo
para alumbrar lo que realmente eres
un tratado de naves
y verdes esporas
un aleteo incólume
como la primera tramoya de tu corazón
acá nada es una especie entre tantas
tu pasado es la grisácea piel del tiburón
o sus saturados jugos gástricos
tu hambre el zumbido
de una orca en extinción
ahora puedes abrir los ojos
imitar la ondulación de los cardúmenes
escuchar lo que insistió guardado detrás de tus orejas
y bajo tus ojeras
acá no es necesario
ponerle un nombre a cada especie
todos se llaman como tú
y tú te llamas como todos
tordo pez luna pez hombre
a dos vidas la hiena que eras
disputando un trozo de carroña
una corbata para ocultar el pudor
y las aldabas
que no son más aquí abajo
libaciones que almacena el molusco
para madurar su joya
ves a un pez globo salir detrás de un morro de liquen
sus espinas son la insurrección
el abandono a las colas
por un puesto en el banquillo de los sentenciados
su cuerpo hinchado contiene los aires
que transportan los silbos eternos
eres su drenado veneno
su vastedad
sus giros inciertos que rebasan la tiniebla
hasta desflorarla en una caracola
acá los enemigos parecidos a ti
han desaparecido
o aparecen convertidos
en serviles cangrejos
la estación en la que esperabas
hasta que tu cabeza amanecía despedazándose
en el hocico de algún perro
también ha desaparecido
el hipocampo desciende contigo
desierto de voces
su dinámica de impulso y dejarse reflotar
remueve lentamente las alturas
su sigilo es una romería en la que
las formas de un grito estancado
desde el nacimiento
son la principal ofrenda
por primera vez
sin manuales
ni sueños irreversibles
entiendes el juego
te toca
soplar el silbato
alpialdelapalabra.blogspot.com
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