Virginia Segret Mouro, Banfield, 19 de octubre 1953
Tango nocturno para el bandoneón de Taio
Tocame un tango, Taio.
Un tango desconocido.
Una provocación inquietante.
Todo acorde tuyo desgarra
las amapolas desdeñosas de la intemperie.
Tocame un tango, Taio.
Un tango imposible.
Un tango de sudestada en el río.
Una inundación incesante
que encrespe el límite vacilante
entre la piel de la noche
y el tuétano sangrante de los vinos.
Traeme acá tu bandoneón temblón,
que nos va de trinchera
la noche y sus lagartos y vigías.
Llename de aluvión de tango, Taio.
Tu música,
en el embrujo de esta noche
descampadamente azul,
cósmica,
tatuada con sus propias estrellas.
Para esta mirada que deshila
la penumbra insolente,
tango.
Para tanta extrañeza poseída
por el privilegio del secreto,
tango.
Para esta trashumante
acodada al filo del iris de su gato,
el temblor de ese beso.
El temblor de tu fueye adolescente,
Taio.
Buenísimo!
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