Espera
Cruel es la noche y dura cuando aguardo tu vuelta
al acecho de un paso, del ruido de la puerta
que se abre, de la llave que agitas en la mano
cuando espero que llegues y que tardas tanto.
Crueles son en las calles los rumores de coches
que me dan sueño cuando estoy junto a tus ojos.
Cruel es la lluvia suave, furiosa que fascina
las enormes tormentas, las nubes con sus islas
cuando espero que llegues y que el reloj enclava
sus manecillas de oro en el corazón ávido.
Cruel es que todo sea precioso hasta el retorno
de la espera, y el lento padecer del amor.
Cruel es rezar sin tregua la promesa olvidada
de volver a ser buena, de sentir que redime
estar bien preparada sólo para la dicha.
Cruel es la luz, perfecta, de la luna y del alba
el alma de las horas sobre el campo y el mar
y crueles son los libros, la voluptuosa música,
hasta la anomalía de las caras etruscas.
Y es cruel aún después tener que ser humana
no convertirme, al verte, en perro, de alegría.
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