Elena Anníbali, Oncativo, Córdobe, 19 de abril 1978
curva de remanso
haber abandonado qué?
haber conseguido qué?
la belleza la costumbre el trapo
yo esperé largo pero no vino
nadie a verme en mi silencio yo esperé pero
no vino nadie a verme en toda muerte
estuve ausente yo o todos los que amé estuvieron
ausentes
o estuve ciega yo y no vi nada más que el
mendrugo en la mesa el hijo
en la cama, helado, el hombre a mi lado frío, el
ladrillo de mi casa
cayéndose, quebrado, el perro que guardé rabioso
estuve ausente yo o el infierno estuvo
en el ojo que vio caer la tarde, porque el infierno
no está
arriba o abajo, sino a nivel de las cosas
elementales
grano negro abierto en la lluvia o sapo, o entero
cadáver desmigajándose por el verano, como una
hogaza yéndose
hacia lo invisible
estuve como ausente yo o me llené de ceguera y no pude
ver cómo de a poquito se fue el padre y los amigos,
el verano altísimo
y duro en que perdí todo lo que había para perder y
me llené la boca
de esta arena caliente en que hube de construir
todo lo ido, lo seco
lo difícil
vine y no estuve, o nadie
estuvo, o desaparecimos de a poco, borrándonos
como se borra el campo en la mansa precipitación
de la noche
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