Silvia Camerotto, Lomas de Zamora, 12 de junio 1959
Incommunicado
Ni cuando las miserias
Ni cuando las cuerdas fuertemente atadas cedan
y el cielo esté claro y lo esté el suelo
Ni cuando convengamos que las culpas
nunca fueron dignas
y los sables y las explosiones alternen
la obstinación de mirarse a sí mismo
Ni los panini en la vereda
ni la manteca en el alféizar
Porque ya no recordás los nombres
Porque ya no recuerdo los nombres
Tampoco el mirador
el Sacre Coeur la plaza
las fotos artísticas
Solo vínculos como la calle que se pisa
la vereda que se pisa
la lástima que se pisa
La propia lástima. La ira
El ágora de una casa imaginada
sobra la costa. Los muebles. Las rocas
El mal agüero
La desnudez de una cama en la pantalla del televisor
Sobre todo las rocas
Y las culpas.
Incommunicado
Ni cuando las miserias
Ni cuando las cuerdas fuertemente atadas cedan
y el cielo esté claro y lo esté el suelo
Ni cuando convengamos que las culpas
nunca fueron dignas
y los sables y las explosiones alternen
la obstinación de mirarse a sí mismo
Ni los panini en la vereda
ni la manteca en el alféizar
Porque ya no recordás los nombres
Porque ya no recuerdo los nombres
Tampoco el mirador
el Sacre Coeur la plaza
las fotos artísticas
Solo vínculos como la calle que se pisa
la vereda que se pisa
la lástima que se pisa
La propia lástima. La ira
El ágora de una casa imaginada
sobra la costa. Los muebles. Las rocas
El mal agüero
La desnudez de una cama en la pantalla del televisor
Sobre todo las rocas
Y las culpas.
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