domingo, 29 de marzo de 2020

Roberto Raschella -Poema

 Roberto Raschella, Bs As, 27 de septiembre 1930


Poema

Y fuera del tiempo, hay fiesta.
Ellos buscan sus cadáveres, ese tiempo.
La mujer en clausura
baja a los blancos patios.
Los espantajos no quieren levantarse, y se levantan.
En la brisa, en la líquida quietud,
un texto eterno el orden de la luz,
el grado de tristeza sobre la pestada sangre.
¿Por qué ocultaste hoy el temor al lamento?
Bulto de fabulosa Límina, bulto pleno
de un hombre solo. El hueso regresa al borboteo perdido.
Necesito la claridad de la sinovia estéril,
sus infi nitas variaciones, el arcano
de bisabuelos, que ya no tienen nombres.
Y rueda el sonido, la sanguina lenta.
Los coloquios mudos, las caricias de mente.
Atados, atados. Mi espejo carnal,
una desnuda paz de abandono.
El naranjo es hondo, la alegría ha muerto.
Ángeles arruinados se acuestan y arrastran
a siglos malados, a un rubio cafarnaum de pasiones,
a una ceguera violenta. El riacho corre,
el común telar está deshecho, yemas de ocaso
amenazante. Regular, asidua, entre ruinas,
la exhalación de las madres. Sentir frío, ser cubierto.
La duda que empieza y es silencio.
[Nos reconocemos. Ni siquiera entiendes la extrañeza
–¿pero no es así más extraño?–:
el pez nuevo y claro de la feria ignota. En los hornos,
junto al espíritu de las semillas]
Resplandecían las mañanas caprinas,
los ópalos de silbidos en las campañas.
La malva no envejece sobre los muros,
sobre los pálidos oráculos. El espectro se hunde por el
                                                                              catarrato.
Un mismo silencio, de desesperados; el círculo se interrumpe.
Las plantas despilfarran vida:
suelo de octubre es, madre. Tus gufos llegan
a la ciudad destruida. Persiguen trópicos marinos y carnados.
Hilan tejidos secretos y un hastiado escribir,
resurrecciones, lejanas. [Sonaba el gloria en el harmonio,
y voces de campesinos oscurecidos, piedras lanzadas que
ensordecen de odio. Después granaba la tarde, la plaza,
los hombres, y saturados olivares desangraban]
Roen graves.
Descubrimos la verdad, la nada
de siempre por siempre. Apenas he vivido las leyendas.
Y alguien confi nado recoge la obstinada pobreza.
Meditar no es hacer.

Hay un trigo batido, y un ocre,
y la niebla que cierra. La consangre.
Piénsanos, madre, hasta el alba final.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Dante Alighieri -Infierno Canto Primero

25 de marzo
DÍA DE DANTE



Dante Alighieri, Florencia, 29 de mayo 1265-Ravena, 14 de septiembre 1321

Verisión Jorge Aulicino


Infierno, Canto Primero

En el medio del camino de nuestra vida *
me encontré en una selva oscura:
la derecha senda había perdido.

¡Ah, cuánto el decir cómo era es cosa dura,
esta selva salvaje y áspera y fuerte
que en la mente renueva la pavura!

Es poco menos amarga que la muerte;
pero para tratar del bien que allí encontré
diré las otras cosas que allí he vislumbrado.

No sé bien decir cómo allí entré,
tan lleno de sueño estaba en aquel punto
en que la vía verdadera abandoné.

Pero después que a una colina hube llegado,
allá donde terminaba el valle aquel
que de pavura el corazón me había afligido,

miré a lo alto y vi su espalda
vestida con los rayos del planeta
que derecho lleva a cada uno por su senda.

Entonces el pavor se aquietó un poco
pero en el lago del pecho aún duraba
la noche que pasé con tanta lástima.

Y como quien, con afanoso hálito,
salido fuera del piélago a la ribera
se vuelve al agua peligrosa y mira,

así el ánimo mío, que aún huía,
se volvió atrás a mirar de nuevo el paso
que no dejó pasar jamás persona viva.

Después que reposó un poco el cuerpo fatigado.
retomé el camino por la subida desierta,
tal que el pie quieto siempre era el más bajo.

Y vi allí, casi al comenzar la cuesta,
una onza muy ligera y presta,
que de piel maculada era cubierta

y no se me corría de adelante,
antes bien impedía mi camino tanto,
que intenté más de una vez el dar la vuelta.

Tiempo era del principio de la mañana
y el sol se alazaba entre las estrellas
que eran con él cuando el amor divino

movió al comienzo aquellas cosas bellas;
tal que esperar el bien me era ocasión
de aquella fiera de la piel manchada

la hora del tiempo y la dulce estación;
pero no tanto que pavura no sintiese
cuando la vista de un león se perfiló.

Éste parecía que contra mí venía,
alta la cabeza y con rabiosa hambre;
era como si el mismo aire le temiese.

Y una loba que toda la avidez
parecía cargar en su flacura
y a muchos hizo ya vivir sufrientes,

logró provocarme tanta pesadumbre
con el miedo que infundía su mirada,
que perdí la esperanza de la altura.

Y como aquel que con gusto adquiere
y llega el tiempo que perder lo hace,
y en todos sus pensamientos entristece,

así me hizo la bestia sin descanso,
que, viniendo a mi encuentro poco a poco,
me despeñaba allá donde el sol calla.

Mientras yo me precipitaba al bajo,
delante de los ojos se mostró
quien por su gran silencio parecía mudo.

Cuando vi a aquél en el gran desierto,
"Misericordia por mí", le grité a él,
"quien quiera seas, sombra u hombre cierto!"

Respondióme: "No hombre, hombre ya fui,
y mis padres lombardos fueron,
mantuanos los dos de nacimiento.

"Nací sub Julio, aunque tarde,
y viví en Roma bajo el buen Augusto,
en tiempos de dioses falsos y embusteros.

"Poeta fui, y canté del justo
hijo de Anquises, que llegó de Troya,
después que la soberbia Ilión quemaron.

"Mas tú, ¿por qué a tanta pena vas de vuelta,
por qué no subes el deleitoso monte
que es principio y ocasión de todo goce?

"¿Entonces tú eres el Virgilio y esa fuente
que difunde del hablar tan largo río?",
respondí yo a él con vergonzosa frente.

"Oh de los otros poetas honor y luz,
válgame el largo estudio y el gran amor
que me ha hecho buscar tu libro.

"Tú eres mi maestro y mi autor;
tú eres el único de quien tomé
el bello estilo que me ha dado honor.

"Mira la bestia por la que me vuelvo;
ayúdame de ella, famoso sabio,
que por ella tiemblan venas y latido."

"A ti conviene hacer otro camino",
repuso, después que lagrimear me vio,
"si quieres dejar este lugar salvaje:

"pues esta bestia por la que tú gritas,
no deja a nadie pasar por esta via,
y tanto lo detiene que lo mata;

y ha natura tan malvada y cruel
que nunca llena su ávido deseo
y después de comer tiene más hambre.

"Muchos son los animales con los que se ayunta
y más serán todavía, hasta que el Lebrel
llegue y la haga morir con sufrimiento.

"Éste no comerá tierra ni peltre **
sino sabiduría, virtud y amor,
y su nación estará entre Feltro y Feltro. ***

"De esta humilde Italia será salud
por la que murió Camila la doncella,
Euríalo, Turno y Niso herido.

"Lo arrojará de cada villa,
hasta que lo devuelva a los infiernos
de donde la envidia antes lo envío.

"De donde por ti pienso y discierno
que tú me sigas y yo seré tu guía,
y de aquí te llevaré por lugar eterno,

"dónde oirás los desesperados gritos,
verás los antiguos espíritus dolientes,
cada uno gritando por la segunda muerte;

"y verás a aquellos que son felices
en el fuego porque esperan llegar
cuando se pueda a los beatos.

"A los que después si deseas subir
alma habrá allí más que yo digna:
con ella te dejaré cuando me vaya;

"que el emperador que arriba reina
porque rebelde fui a sus leyes
no quiere que a su ciudad por mí se llegue.

"Impera en todas partes y allí rige;
allí está su ciudad y su alto asiento:
¡oh, feliz aquel a quien elige!"

Y yo a él: "Poeta, te demando
por aquel Dios que tú no conociste,
para que huya de este mal y peor,

que tú me lleves allá donde dijiste,
tal que vea la puerta de San Pedro
y a los que mencionas tan sufrientes".
Entonces se movió, y fui tras él.





* Preciso es poner en autos al lector sobre la situación temporal de la Comedia, a partir de este verso, ya que verdaderos continentes de libros han precisado no sólo año, sino también días y horas en los que discurre este relato ficticio, en una elevada muestra de decisión de no tomarlo como tal. Así pues: Dante tiene 35 años, porque ha dicho en su Convivio que esa es la mitad de la vida de un hombre de su tiempo, si antes no lo arrebata la guerra, el crimen, la enfermedad, etc. El año es pues el 1300. Ahora bien: en el Canto Vigesimoprimero, el demonio Malacoda dirá a Dante (o a su ersatz de ficción) que en el día anterior, cinco horas antes de la hora en que hablan, se cumplieron 1266 días desde que tembló el Infierno, agrietándolo y derrumbando puentes. Como tal sismo no puede ser otro que el que, según Mateo, se produjo exactamente cuando murió Cristo, a las tres de la tarde del viernes Santo, se puede delinear todo el esquema temporal de la Comedia. Dante, o su personaje, entra en la selva oscura la noche del jueves Santo de 1300 del calendario juliano vigente en su época. El amanecer al que alude en este canto sería el del viernes Santo (reforzado este presupuesto por la mención a la dolce stagione, es decir la primavera, en el hemisferio boreal: entonces, abril); Dante sale del Infierno en las últimas horas de la tarde del antiguo sábado de Gloria, es decir para las horas nonas de la Vigilia Pascual. Su viaje proseguirá cuando de inmediato entre al Purgatorio, y pase luego al Paraíso. En total, durará ocho días.

** No querrá tierras ni monedas

*** Esta alusión ha sido objeto de polémica. Feltro se escribe con minúsculas en las versiones oficiales. Significa "paño", y se prefiere entender que Dante alude a una nación recién nacida, con lo que podría estar refiriendo tanto a la segunda Jerusalén como a una nueva Italia. En la primera opción, el Lebrel es claramente Cristo; en este caso, resulta llamativo que su acción liberadora se limite a Italia, como predican los versos siguientes. Pero Feltro con mayúscula puede mencionar a los montes Feltro. Si así se escribe, Dante podría estar aludiendo en el Lebrel muy precisamente a Ugoccione della Faggiolla, su valedor en un momento de su exilio, cuya familia era originaria de la Faltria, entre los montes Feltro. Aunque toda la Comedia es a la vez un relato político y religioso, algunos comentaristas insisten en que Dante no puede estar refiriendo a un personaje actuante en el 1300, ya que la acción del Lebrel se conjuga en un futuro que no parece cercano. En tren de señalar alegorías seculares, para algunos comentaristas la pantera es la lujuria o la incontinencia, el león la violencia, y la loba flaca, la avaricia; pero también, la pantera es Florencia lujuriosa; el león, el violento Carlos de Valois, y, la loba, el avaricioso poder de Roma que había defraudado a Dante -quien había sido partidario del papado contra el imperio germano-, en el momento en que escribe la Comedia, ya en el destierro. Se robustece esta interpretación en la medida que se considera que el Canto Primero es un portal que puede tener el mayor sentido alegórico, cual el de una iglesia gótica. Además, porque es Dante preciso cuando atribuye a la loba, cuya avidez es directamente proporcional a su flacura, el sufrimiento de mucha gente en el mundo. Significativamente, la loba y los animales con los que "se ayunta", impiden el paso de Dante hacia la cima de la virtud, y ha de volver a la superficie sólo cuando atraviese el infierno, el otro camino que le propone Virgilio, y luego el purgatorio y la visión del cielo. Es esta, pues, una imagen del autor en el desierto del exilio.





sábado, 21 de marzo de 2020

Fernando Pessoa -Ven a sentarte conmigo


21 de marzo
DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA


Fernando Pessoa, Lisboa, 13 de junio 1888–30 de noviembre 1935
Heterónimo Ricardo Reis
Versión Lino Mondino


Ven a sentarte conmigo, Lidia
a la orilla del río.
Con sosiego miremos su curso
y aprendamos que la vida pasa,
y no estamos tomados de la mano.
(Enlacemos las manos.)

Pensemos después, niños adultos,
que la vida pasa y no se queda,
nada deja y nunca regresa,
va hacia un mar muy lejano,
hacia el pie del Hado,
más lejos que los dioses.

Desenlacemos las manos,
que no vale la pena cansarnos.
Ya gocemos, ya no gocemos,
pasamos como el río.
Más vale que sepamos pasar
silenciosamente y sin desasosiegos.

Sin amores, ni odios, ni pasiones
que levanten la voz,
ni envidias que hagan a los ojos
moverse demasiado,
ni cuidados, porque si los tuviese
el río también correría,
y siempre acabaría en el mar.

Amémonos tranquilamente,
pensando que podríamos,
si quisiéramos,
cambiar besos y abrazos y caricias,
que más vale estar sentados
el uno junto al otro
oyendo correr al río y viéndolo.

juntemos flores, junta y déjalas
en tu regazo, y que su perfume suavice
este momento en que sosegadamente
no creemos en nada,
paganos inocentes de la decadencia.

Por lo menos, si yo fuera sombra antes,
te acordarás de mí
sin que mi recuerdo te queme
o te hiera o te mueva,
porque nunca enlazamos las manos,
ni nos besamos
ni fuimos más que niños.

Y si antes que yo llevases la moneda
al barquero sombrío,
no sufriré cuando de ti me acuerde,
a mi memoria has de ser suave
recordándote así, a la orilla del río,
pagana triste y con flores en el regazo.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Lucía Estrada -Clara Rilke

Lucía Estrada, Medellín, 11 de julio 1980


Clara Rilke 

Qué cercanas y distintas
las hojas de un mismo árbol.
Crecen silenciosas
en la contemplación de sí,
de sus bordes,
en el trabajo minucioso del insecto
que las hiere.
Apenas unidas por un hilo de savia
eternamente
a la corteza del mundo,
a su naturaleza vegetal.
El viento las obliga a inclinarse
sobre su propia sombra
y en el misterio único
de ser Sauce o Avellano,
se adhieren, se compenetran
sin perturbarse.
Así, recibirán a un tiempo
su gota de lluvia,
el beso ígneo del verano.
Caerán también bajo la misma luz,
rodearán como sílabas diversas
de un mismo alfabeto
la profundidad de las raíces,
la grieta oscura del tronco
que las vio levantarse
y permanecer.

domingo, 15 de marzo de 2020

Claudia Bernazza -Hungría

Claudia Bernazza, La Plata, 12 de junio 1960


Hungría

Después, viajé a la última fotografía.
A las palabras que nadie pronunciaba.
A la llanura. A la guerra.

Furias galopes tribus caballos alas
una polvareda de montañas
en la mañana de las tierras bajas.

Álmos, padre de Árpád.
Előd, padre de Szabolcs.
Kend, padre de Kurszán.
Ond, padre de Ete.
Tas, padre de Lehel.
Huba.
Töhötöm, padre de Horka.

Ellos guardan en su boca
el nombre de los montes
lo protegen del olvido
del viento en la cara y de este viaje.

Sobreviene
una planicie
una fogata
un cansancio sin bordes.

Se abandona el viento
al costado del camino
se aceptan las rutinas.

Dicen que para ser Europa hay que pedir permiso.
Esteban negocia dioses a orillas del Danubio.

Reyes espadas turcos guerras cuchillos
La furia es un galope
que no cesa.
En el corazón del continente
extranjeros.
Los gitanos los eligen:
esta es nuestra gente.

Inventores de lenguas y palabras
han imaginado un río.
En su orilla
fundan dos ciudades
frente a frente.

Austria los necesita mansos.
Alemania más obedientes.
Rusia más disciplinados.
Estados Unidos más capitalistas.
Ningún bombardeo los detiene.
Detrás de la bruma y la ceniza, crece un puente.

Si les preguntan quiénes son
ellos responden:
Álmos, padre de Árpád.
Előd, padre de Szabolcs.
Kend, padre de Kurszán.
Ond, padre de Ete.
Tas, padre de Lehel.
Huba.
Töhötöm, padre de Horka.

Somos el huracán de esta llanura
somos dos ciudades y sus puentes.
Somos magiares en el sitio equivocado
somos Budapest
galopando eternamente a los Urales.


martes, 10 de marzo de 2020

César Calvo -Ciudad de los reyes

César Calvo, Perú, 26 de julio 1940 – Lima, 18 de agosto 2000 


Ciudad de los reyes 

Pero esta noche Clayton es tan solo una carta,
entre cuyos renglones deambulan tres o cuatro carajos,
referencias más o menos precisas al porqué y para qué,
y la sueco rumana descarada que hizo de mi vida
el paraíso más negro de que tengo memoria.
Ingenuamente Clayton quema sus naves en la quinta página,
y habla de la vida que puede terminar en el amor,
aunque supone que hemos de estar en pie toda la noche
para alcanzar esa aurora.
Carta la suya que no leí antes debido me imagino
a un sorprendente instinto de conservación
y también, aceptémoslo, a que ignoro el inglés
Ya que se insiste en ella sobre lo que subyace debajo de los muertos,
el arte no es el mar sino tan solo lo que sostiene al mar y flota en él,
y me pregunta Clayton, se pregunta,
¿porqué nos es tan duro vivir en este mundo?
y luego de maldecir la reputación Maidenform de las limeñas
a fin de cuentas, que sentido tiene, porqué debo morir.
Entre tanto, es de noche, no hace frío y han pasado tres años.
Puedo decir que vivo, que he vivido como un condenado,
que escribí dos poemas aceptables
y mandé traducir el postergado y largo mensaje del buen Clayton.
Tres años han pasado, se han pedido refuerzos,
distintos personajes dicen las mismas cosas,
la sueco rumana fornica en la platea,
alguien grita y se arroja desde un palco, llueve en el escenario,
el público cansado de aplaudir y pifiar
se entretiene en desvestirse mutuamente, como quien no quiere la cosa
y yo dale que dale, impenitente, cubierto de basura,
preguntando porqué debo morir.
Cosa grave dirás, cuando ya no se busca el famoso sentido de la vida
y se rastrea en cambio una razón para irse al otro mundo
de allí que esto no sea sino una piedra para romper semáforos,
una señal de alarma, nada de soluciones,
aunque alguna palabra por su cuenta se lance a quitar hierbas del camino
puesto que no hay camino, puesto que mi camino son mis pies
y tus pies son el tuyo.
Aquí entiendo porque te hablé al comienzo de Clayton y su carta,
todo este ansioso tiempo que pase sin leerla
he caminado sobre el mismo sitio,
como suele decirse, estuve cavando mi propia tumba,
y la inmovilidad no es precisamente la razón que buscaba.
Tú podrás explicarme
como fue que concebimos la peregrina idea de vivir,
la pendejada del amor eterno, toda esa gran fachada de cartón,
con destinos reducidos más tarde a tu saliva.
Séame permitido recordar ya en escena,
la platea colmada de verdugos oír sus manos rotas aplaudiendo
la caída del telón sobre nuestras cabezas, la triunfal seda de la Guillotina.
Séame permitido recordarte antes de ello,
largo gemido de oro en hoteles cubiertos por la nieve
y recordarme, verme, zapato desconfiado dibujando tu nombre
entre las hojas de la Place de Pepluie.
Creía, entonces, cosas, buscaba una palabra para sobrevivir.
Era Paris entonces un altillo del Hotel des Nations
y el amor como un pozo que cavamos a golpes en las noches feroces
sin saber que la vida requiere de la muerte, muriendo sin morir.
O es que una sola vez, bajo mi cuerpo
me viste tras de un vidrio humedecido, ordenaste llorando mis cabellos.
Si alguien ahora nos preguntara que cosa es un altillo, una moneda,
Frank Sinatra cantando por un franco en la Gallerie de L´Odeon
sonara tu memoria como una casa sola
y yo envejecería estoy seguro en algún aeropuerto de esta tierra, esperándome.
Clayton tiene razón,
las únicas estrellas nos aguardan en el fondo del pozo
y solo son posibles cuando ya no lo son.
Nadie durmió jamás en un altillo,
Paris no existió nunca.
¿Que cosa es una noche frente al mar?
No hay mas ciudad que esta ciudad vacía
ni más sueño dorado que el insomnio,
estos papeles húmedos y vanos.
En las Casas de Cita, a estas alturas del verano
se insiste mas que nunca, hay buenos tragos.
Y si no hacemos el amor este año,
al menos, mirando hacia otro lado, haremos el amor.
No estaremos en pie toda la noche esperando la aurora
no por ello, querida, seremos más amargos,
no por ello seremos menos ágiles,
acaso así encontremos una buena razón para morir
y dejemos de ser, como dice Clayton
el cuerpo solitario en la ribera,
para ser la ribera, el río mismo,
dos cuerpos abrazados que al hundirse, se salvan.

domingo, 8 de marzo de 2020

Zabuzhko Oksana -Carta desde la casa de verano

Zabuzhko Oksana, Ucrania, 12 de agosto 1960
Traducción Azucena Calletini


Carta desde la casa de verano

Querido:
La tierra esta ocre de nuevo
lluvia ácida: nuestras enredaderas de pepino ennegrecidas,
sobresaliendo de la tierra como un cable chamuscado.
No sé que va a pasar con la orquídea este año
le hace falta una buena limpieza.
Pero tengo miedo de esos árboles. Cuando camino
entre ellos parece que voy a pisar
algún cadáver pudriéndose en los pastizales,
algo cubierto de gusanos, algo que sonríe
enfermizo al calor del sol
me ponen nerviosa los sonidos:
anteayer, en los matorrales, maullando
el crujir monótono de un árbol,
el parloteo contenido de los gansos: todos esforzándose,
constantemente para alcanzar la misma nota. ¿Te acuerdas
del olmo seco, al que un rayo transformó
en un gigante hueso carbonizado el verano anterior?
A veces creo que señorea
el jardín infectando todo con rabiosa locura
¿Cómo actúan los árboles locos?
Tal vez corren en todas direcciones,
como tranvías descarrilados
Igual,
guardo un hacha bajo la cama, por si acaso,
Al menos las mariposas se aparean: tendremos
orugas pronto. Oh si, la hija del vecino,
dio a luz: un varón, un poco pasado de fecha. Tenía pelo y dientes ya y podría ser un mutante
porque ayer, con solo nueve días, grito
"¡Apaguen el cielo"!,y no ha dicho una palabra desde entonces
Mas allá de eso, es un bebe sano.
asi que bueno. Si puedes escaparte
el fin de semana tráeme algo para leer
preferentemente en un idioma que no conozca
los que digo que son míos están agotados
Besos y abrazos. O.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Antonio Requeni -El vaso de agua

Antonio Requeni, Bs As, 8 de septiembre 1930


El vaso de agua

Cuando me acuesto, desde que era niño,
pongo a mi lado un vaso de agua.
Al apagar la luz, si lo contemplo
brillar en la penumbra, me imagino
que el agua es otro nombre de mi madre
y estoy seguro de que, ya dormido,
alumbrará el acuario de mis sueños.
Sombra, misterio, música nocturna
que bebo a lentos sorbos o me bebe.
¿Eres tú quien me sueña en ese extraño
país donde algún día nos veremos?
¿Dormir es un ensayo de la muerte?
Por las mañanas, cuando me recuerdo,
muchas veces el vaso está vacío.
Y vuelvo, desganado, a la rutina
de calles y de rostros, mientras llega
la oscuridad, el rito silencioso
de llenar nuevamente el vaso de agua
para ponerlo al lado de mis sueños
y saber que allí estás, que me proteges,
que hay algo puro en medio de la noche.



domingo, 1 de marzo de 2020

Iris Kiya -a lo dijo mi padre

Iris Kiya, La Paz, Bolivia, 20 de enero 1990


a lo dijo mi padre
la soledad me permite habitar un grano de mostaza
mi soledad es la gula
-q-u-e- siento por aquellas semillas.
Cada mañana recojo un puñado,
saludo el retrato de Williams Carlos Williams
o el que imagino que es Williams Carlos Williams
(quien quiera que sea el hombre de la foto)
y pienso en la carretilla roja
en la pestilencia plumífera de las gallinas.
Todo cambió hasta hace un par de meses,
me condicionaron un personaje
un b-o-x-e-a-d-o-r-
un f-r-e-a-k-
un g-i-g-a-n-t-e-
pero a mí no me importa el susodicho personaje
solo deseo habitar los granos de mostaza
              mirar la foto de Williams Carlos Williams
                                          rezar(le),
pedir(le) que cuide a las gallinas
y la irrisoria figura de Evelyn
ella me ignora cada vez que arrojo puñados de mostaza al criadero de gallinas
y pienso en la lejanía de su cuerpo,
de su mente.
La noche me sirve para enredarle a Evelyn (la pendenciera)
granos de mostaza en sus cabellos almidonados de estiércol
Ella se dejaba caer en la noche,
como un sembradío de mostaza.
Me gustaba verla en aquella cama carcomida por los abetos
empapada en sudor por la cantidad de mantas viejas
-q-u-e- cubrían su cuerpo
Evelyn,
la mujer más irrisoria,
más que todas las gallinas de aquella finca
más que todos los pedazos de colillas que escondía bajo su almohada.
Odiaba la mostaza.
Odiaba la foto de Williams Carlos Williams.
Odiaba mi carretilla roja.
El olor que despedían las gallinas
y todas las veces que la gente me condicionaba un personaje
un b-o-x-e-a-d-o-r-
un f-r-e-a-k-
un g-i-g-a-n-t-e-
Ya lo dijo mi padre
la soledad me permite habitar un grano de mostaza
y olvidar la irrisoria sonrisa
de Evelyn combatiendo con las gallinas
en el estiércol.