Sylvia Plath, EEUU, 27 de octubre 1932 – Londres, 11 de febrero 1963
Versión Santiago Espel
Amapolas en julio
Pequeñas amapolas, pequeñas llamas del infierno
¿causan daño?
Vacilan, no puedo tocarlas.
Acerco mis manos a las llamas. Nada quema.
Quedo agotada de mirarlas,
vacilantes, arrugadas y de diáfano rojo
como la piel de una boca.
Una boca recién ensangrentada.
Pequeños pliegues sangrientos.
Hay vapores que no puedo tocar.
¿Dónde están tus nauseabundas cápsulas de narcóticos?
¡Si pudiera sangrar o dormir!
¡Si mi boca pudiera casarse con una herida como ésa!
o tus licores diluirse en mí, en esta cápsula cristalina,
adormeciendo y aquietándome.
Pero sin color. Sin color.
Versión Santiago Espel
Amapolas en julio
Pequeñas amapolas, pequeñas llamas del infierno
¿causan daño?
Vacilan, no puedo tocarlas.
Acerco mis manos a las llamas. Nada quema.
Quedo agotada de mirarlas,
vacilantes, arrugadas y de diáfano rojo
como la piel de una boca.
Una boca recién ensangrentada.
Pequeños pliegues sangrientos.
Hay vapores que no puedo tocar.
¿Dónde están tus nauseabundas cápsulas de narcóticos?
¡Si pudiera sangrar o dormir!
¡Si mi boca pudiera casarse con una herida como ésa!
o tus licores diluirse en mí, en esta cápsula cristalina,
adormeciendo y aquietándome.
Pero sin color. Sin color.
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