viernes, 30 de junio de 2017

Kornelijus Platelis -Hospital St. Elizabeth

Kornelijus Platelis, Siauliai, Lituania, 22 de enero 1951
Traducción Gerardo Beltrán



Hospital St. Elizabeth

                              para Craig Czury
                              Our dynasty came because of a great sensibility                                                                                       Ezra Pound, Canto 85
                                                                         

Del otro lado del río Anacostia, a la sombra de los árboles,
Santa Isabel rebana una tarta redonda
con un largo y resplandeciente cuchillo, y amablemente lo reparte
entre los asistentes al curso de poesía que esperan en fila.
Sus brazos atados a sus cuerpos hasta los codos,
sus ojos tan redondos como un sol de tarta,
se estiran graciosamente mientras comen: el destino
de la poesía es reparar conciencias y mundos. De pronto
un teléfono suena: llamada para Santa Isabel.
Me da el cuchillo y me pide que siga rebanando.
Mientras la hoja viaja de una mano a otra,
el sol rebota en ella y destella en los ojos
cortando su redondez como el cuchillo
la tarta. El mundo se parte
en una mirada de fragmentos y durante un pestañeo
todavía se mantienen adheridos antes de desmoronarse. Yo

                        Nuestra dinastía llegó
                                   gracias a su gran sensibilidad.
                        Tras todos los pabellones de nuestros palacios
                                   ahora miro por la ventana de John Howard.
                        Desde la sombra de los árboles sin hojas
                                   hasta un tiempo nuevo del otro lado del río.
                        Nuestro pensamiento vagaba en otra parte
                                   cuando se abrieron las puertas.
                        Nuestra dinastía se basaba en una estricta jerarquía
                                   al contemplar la belleza.
                        Las paredes de derritieron hace muchos años
                                   mientras yo escuchaba lugares prohibidos.
                        Nuestra dinastía estableció el orden en la poesía
                                   y se derramó por los bordes de la forma.
                        ¿Voz interior? Cada uno de nosotros tiene muchas
                                   voces interiores. ¿Cuál de ellas queréis escuchar?
                        Nuestra dinastía fue hospitalizada
                                   a causa de su gran destino.
                        El nuevo mundo nos inyectó tranquilizantes
                                   y nuestra conciencia se volvió de madera.
                        Santa Isabel nos tomó bajo su custodia,
                                   y el amor  derritió nuestra voluntad.
                        Los fundadores de los valores equitativos del mundo
                                   comenzaron a curarnos con nuestra propia poesía.
                        La leche inagotable del cántaro de Santa Isabel
                                   minó los fundamentos de la jerarquía.

clavo el filo en la tarta, la realidad
fragmentada se pega, una extraña esperanza se sella
después de haber brillado entre las grietas. Los asistentes
al curso de poesía bajan dócilmente la mirada.
El bálsamo de las palabras se filtra por las paredes de la sala:
pegamento de conciencias y cosas con los brazos vendados,
el sabor a metal en mi boca se transforma en la dulzura de un bizcocho,
enviándonos de vuelta a la armonía, abriendo
el camino de la memoria a ningún lado.










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miércoles, 28 de junio de 2017

Carlos Salem -Poema sincero

Carlos Salem, Buenos Aires, 12 de abril 1959


Poema sincero

Por una vez, seré sincero y te diré
que yo no quiero que seas feliz sin mi.

Consulté con bukowski, fonollosa y pepe ramos,
y me dijeron que resulta de lo más natural
rogarle a dios de los rencores
que todo te vaya fatal.

Pero como sabes,
no soy mala persona,
y por eso solo te puedo desear:

 Que todos los hombres que te ponen
se crucen de acera para siempre.

 Que dejes de gustarle a las mujeres.

 Y que se te aparezcan la virgen y rajoy
cada vez que estés a punto de correrte.

 Que tengas éxito, fama, fortuna,
y mucha, mucha, mucha soledad.

Que se te escapen el perro, el canario, y la tortuga.

Que tu vida sea una gran nave de Ikea
sin flechas que indiquen la salida.

Y que te pases los años que te quedan
comiendo  insípidas albóndigas suecas
sentada en un sillón de nombre impronunciable.

 Que se quede con tu cara el ministro de hacienda

Que te confundan en los aeropuertos
con la terrorista más buscada
(y por los estragos que causaste en mí,
estarían en lo cierto) .

 Que tu padre gane la lotería,
la primitiva, el euromillón,
y el cupón de la ONCE,
un día después
de desheredarte.

Que en todas tu ruletas salga el cero

Que te quiera  poquito y mal.
Que tus amantes batan
cualquier récord  mundial de velocidad.

Que todos tus hijos te salgan músicos,
actores, o poetas.

Que me sigas sintiendo dentro
en sueños.
Que me olvides para volverme a recordar.
Que imagines lo que pudo haber sido
y no será.
Que llames a mi timbre, arrepentida,
y te equivoques siempre de portal.

Que llames a mi timbre,arrepentida,
y te equivoques siempre de portal.

Que llames
a mi timbre,
arrepentida,
y te equivoques
siempre
de portal.

lunes, 26 de junio de 2017

Calvert Casey -En San Isidro

Calvert Casey, Baltimore, 12 de diciembre 1923 – Roma, 17 de mayo 1969 


En San Isidro

Aquí no llega nadie.
El olor a coito mustio y mercenario
es demasiado fuerte.
Al olor que dejaron al pasar por aquí
mil axilas esclavas,
traídas de Guinea en inmundas bodegas
y arrojadas sobre la Machina
o sobre el muelle de Luz,
vino a unirse el olor nauseabundo
que despedían los primeros chinos que trajeron engañados,
después del viaje de seis meses desde Yangtsé,
el olor a albahaca fresca de las primeras amancebadas,
el olor a agua de Florida
de los chulos franceses y cubanos,
el olor de las cebollas pudriéndose
en los almacenes de víveres,
el olor a desinfectantes ineficaces
y a preservativo usado,
los olores grasientos de las cocinas judías.
Y todos estos olores se unieron en un gran olor
a mango podrido,
a prostituta vieja,
a cistitis centenaria,
a flores blancas
y a muerto.
Y éste es el olor maravilloso
que exhala todo el barrio.
Debió nacer en el viejo sufridero de Paula.
Es un olor a infamia,
a pus y a vómito.
Quien no lo ha sentido no conoce
la medida de la inutilidad del dolor humano.
Son tres siglos de dolor,
Casi cuatro.
A esta hora empieza a salir de las alcantarillas.
Los que viven aquí no lo sienten,
viven a prueba de olores.
Un mes en San Isidro
y ya se puede dormir para toda la vida
en un campo de batalla dos días después,
cuando aún no han acabado de enterrar a los muertos,
o en un cementerio de paquidermos.
Lo que inunda la calle es el vaho de tres siglos de futilidad,
del que hasta los animales huyen.
Las tristes casas de lenocinio que quedan
cierran sus puertas,
a las que apenas llama nadie.
Tiran los postigos con un ruido sordo.
Las calles se quedan muertas,
exudando un humor helado.
El olor es ahora enloquecedor,
paralizante;
no pasa un alma,
no se mueve un soplo de brisa,
no se oye ni un ruido.
Huele a sangre de muchas capas de humanidad,
a millones de brazos exangües,
a limo corrompido y a tumor incurable.
Los tres siglos del viejo barrio
son en realidad tres paleolíticos de fatiga.
Si éste es el continente joven,
el resto del mundo debe ser inmensamente viejo.
De aquí no se sale más
que para los grandes necrocomios colectivos,
anteriores al complejo del aire refrigerado.
Los manicomios son lugares risueños,
dorados por el sol;
los hospitales, hoteles suntuosos en realidad,
donde nadie sufre;
las cárceles, escuelas modelos.
Ya no se puede andar,
el olor lo ha invadido todo,
lo ha paralizado todo,
lo ha petrificado todo.
Huele a aliento de necrófago
después de un festín.
No se puede gritar.
Los gritos no se oyen,
no hay eco
en este ambiente espeso y aglutinante,
en este hedor de suicidio.
Así debía oler el circo
cuando quedaba vacío
después de los banquetes,
y el olor debió quedar oculto
en algún conducto ignorado
de la tierra debajo de Roma,
y sale por aquí a esta hora.
En el fondo
no es más que un olor maravilloso a sangre,
a orgasmo,
a polvo y a sudor humanos,
pero tan concentrado y destilado
que ya el olfato no lo reconoce.
Y produce la locura.






sábado, 24 de junio de 2017

Louis-Philippe Hébert -Mi alma

Louis-Philippe Hébert, Quebec, 20 de diciembre 1946
Traducción  Adrien Pellaum


Mi alma

Mi alma es un monstruo agazapado en el vientre de la noche
la oscuridad lo alimenta, a ese monstruo
y también es la oscuridad la que sale de él
está sentado, mi monstruo
sus rodillas son más oscuras que las horas de la media noche
juega con sus pies como un bebé
y duerme como un perro en su tapete

es un monstruo negro que grita
es un embudo
por el lado chico, está meando
por el otro, el lado ancho
se traga todo lo que se le va presentando
cuando tiene hambre tiene hambre cuando se le da la gana
reza
su rezo se alza en la noche
se eleva en la oscuridad
lo oigo, al embudo, y me estremezco

¡cállate, niñote oscuro!
es un niño
entiéndanme, es mío

sus brazos son enormes y cortos
y también sus patas
y cuando se levanta, anda a tientas
cae en la noche
cae en el fango

mi alma es un monstruo agazapado en los corredores de mi panza
busca una puerta, busca una salida
mas como estoy vivo
me sigue deseando
y se hunde en mi cuerpo
con la misma delicadeza con la que me deslizo en la cama

mi alma es un monstruo en la noche agazapado
mi casa es su casa
no hay de otra
puede dormir tranquilo
no lo despierta ningún ruido
soy yo el que tiene que cargarlo
en mí tiene que hacer su nido
poner sus huevos oscuros
su huevos llenos de efluvios
que infestan mi cuerpo de anciano

vamos, monstruo
pon tus huevos de desconsuelo
en mi cuerpo huidizo
monstruo oscuro
ponlos en mi cuerpo finito

mi alma es un monstruo agazapado en el fondo de la noche
para salir de ahí me comerá
mi monstruo me come
como el gusano come su fruta


jueves, 22 de junio de 2017

José María Fonollosa -Avenue of the Americas

José María Fonollosa, Casa Antúnez, 8 de gosto 1922 – Barcelona, 7 de octubre 1991


Avenue of the Americas

No estoy bien preparado todavía.
Educación, familia y religión
son unos callejones sin salida.
Cuesta un enorme esfuerzo escapar de ellos
para llegar al campo libre y fértil.


Más que el entrenamiento ha resultado
duro cambiar la piel a esa palabra
que justifica el acto, lo hace heroico
y hasta lo dignifica: Ejecución.
Tenía mal aspecto su semántica.


Pero también se vencen los vocablos.
Y hace unos cuantos días, en mi tierra,
sin mostrar emoción exteriormente,
he sido ejecutor de una sentencia.
La piedra en la cual he intervenido.


La insoportable espera, el riesgo, el álgido
momento en que aparece aquel que debe
de inmediato morir y no lo sabe,
no me causó ningún remordimiento.
Antes bien, al contrario, me ha gustado.


Que no estoy preparado eso demuestra.
Aún hay en mí reflejos de un pasado
en el que transgredir leyes y normas
resultaba excitante sexualmente.
He de reconocer que he eyaculado.

martes, 20 de junio de 2017

Aimé Cesaire -Las armas milagrosas

Aimé Cesaire, Martinica, 26 de junio 1913 – Martinica, 17 de abril 2008
Traducción José Luis Rivas


Las armas milagrosas

El violento machetazo del placer rojo en plena frente había
    sangre y ese árbol llamando flamboyán flamígero y al que
    nunca le queda tan bien ese nombre como en vísperas de
    ciclón y de ciudades saqueadas la nueva sangre la razón
    roja todas las palabras que en todas las lenguas significan
    morir de sed y sólo cuando el morir tenía el sabor del pan
    y de la tierra y la mar un sabor de antepasado y ese pájaro
    que me grita que no me rinda y la paciencia de los alaridos
    en cada recodo de mi lengua

(la arcada más bella y que es un chorro de sangre
la arcada más bella y que es una ojera lila
la arcada más bella y que se llama noche
y la belleza anarquista de tus brazos en cruz
y la belleza eucarística que llamea de tu sexo en cuyo nombre
    saludaba yo el embalse de mis labios violentos)

había la belleza de los minutos que son joyas con rebaja del
    bazar de la crueldad el sol de los minutos y su lindo hocico
    de lobo que el hambre saca del bosque la cruz roja de los
    minutos que son las murenas camino de los viveros y las
    estaciones y las fragilidades inmensas de la mar que es un
    pájaro loco clavado muerto sobre el portón de las tierras
    cocheras y había hasta el pavor tales como el relato de julio
    de los sapos de la esperanza y de la desesperanza limpios de
    astros por encima de las aguas allá donde la fusión de los
    días que garantiza el bórax justifica las veladoras gestantes
    las fornicaciones de la hierba que no hay que contemplar
    sin cautela las cópulas del agua reflejadas por el espejo de
    los magos los animales marinos para atrapar en la cuenca
    del placer de los asaltos de vocablos con todas las cañoneras  
    humeantes para festejar el nacimiento del heredero
    varón en instancia paralela con la aparición de las praderas
    siderales en la vertiente de la bolsa de los volcanes

escolopendra escolopendra
hasta el párpado de las dunas sobre las ciudades prohibidas
    azotadas por la cólera de Dios
escolopendra escolopendra
hasta el desastre crepitante y grave que arroja las ciudades
    enanas contra la cabeza de los caballos más fogosos cuando
    en plena arena levantan
su tenebrario sobre las fuerzas desconocidas del diluvio
escolopendra escolopendra
cresta cresta cimacio revienta olas en sable en caleta
    en aldea
dormido sobre sus piernas de pilotes y de safenas de agua
    cansada
en un momento se producirá la derrota de los silos olfateados
    de cerca
el azar rostro de pozo de condotiero ecuestre con charcos
    artesianos y las cucharillas de los senderos libertinos a
    modo de armadura
rostro de viento
rostro uterino y lémur con dedos ahuecados en las monedas
    y la nomenclatura química
y la carne invertirá sus grandes hojas de plátano que el viento
    de los tugurios fuera de las estrellas que señalan la marcha
    hacia atrás de las heridas de la noche hacia los desiertos de
    la infancia hará como si leyera
en un momento habrá sangre vertida donde las luciérnagas
tiran de las cadenillas de las lámparas eléctricas para la
    celebración de las compitales
y las chiquilladas del alfabeto de los espasmos que traza las
    grandes cornamentas de la herejía o de la connivencia
habrá el desprendimiento de los trasatlánticos del silencio
    que surcan
día y noche las cataratas de la catástrofe en torno a las sienes
    duchas en trashumaciones
y la mar retraerá sus minúsculos párpados de halcón y tú
    tratarás de asir el instante el gran feudatario recorrerá su
    feudo a la velocidad del oro fino del deseo por las rutas
    de neuronas observa bien si el pajarillo no ha tragado la
    estola de gran rey atónito en la sala pletórica de historias
    adorará sus manos pulquérrimas sus manos levantadas
    en el rincón del desastre entonces la mar calzará otra vez
    sus zapatillas acuérdate de cantar para no apagar la moral
    que es la moneda obsidional de las ciudades privadas de
    agua y de sueño entonces la mar se sentará a la mesa muy
    suavemente y los pájaros cantarán muy suavemente en las
    básculas de la sal la canción de cuna congoleña que la
    soldadesca me ha hecho olvidar pero que la mar muy piadosa
    de las cajas craneanas conserva en sus folios rituales

escolopendra escolopendra

hasta que las correrías a caballo anden de juerga por los
    prados salinos de abismos con el murmullo humano rico
    de prehistoria en los oídos

escolopendra escolopendra

mientras no alcancemos la piedra sin dialecto la hoja sin
    torreón el agua frágil sin fémur el peritoneo seroso de las
    noches del manantial

domingo, 18 de junio de 2017

Enrique Bossero -Ahora que Anita Ekberg está en un geriátrico de Roma

Enrique Bossero, Bs As, 25 de enero 1930 – CABA, 31 de diciembre 2014


Ahora que Anita Ekberg está en un geriátrico de Roma

sin poder bañarse en la Fontana de Trevi
apenas en una bañera instalada al final del pasillo
a la derecha
uno reflexiona que
lo peor de la vida no es su traza inevitable
entre rutas zigzagueantes que conducen siempre a
los tristes jardines
no sabemos si perdurables
lo peor de la vida es esa ironía que despliega toda vez que
esgrime la burla
para socavar nuestra inocencia
nunca perdida a pesar de las flacas convicciones
ironías de tono menor en apariencia
devastadoras de otros momentos de gloria
también existentes
aunque olvidados.
No se puede repetir todos los días las mismas cosas
agitar los mismos gestos entre
ancianos lamentos descoloridos
si no fuera por esta realidad en apariencia
frívola
de la vida mofándose de la vida
tentadora de gruesas carcajadas o agudas impertinencias
dictadas hoy
justamente hoy
cuando Anita Ekberg reside en un geriátrico de la Ciudad Eterna
sin poder bañarse en la fuente de las tres vías
apenas en una bañera enlozada al final del pasillo
a la derecha
eso sí
los martes a las once de la mañana
los viernes a las cinco de la tarde
siempre que no sea feriado
siempre que las chicas no estén ocupadas o no estén
como casi siempre están
de mal humor.



viernes, 16 de junio de 2017

Arturo Desimone -Cartas a Karl Marx

Arturo Desimone, Aruba, 18 de septiembre 1984 
Traducción Diego Alfaro Palma


Cartas a Karl Marx


Carta a Marx uno

Marx no te escribo
como Roque Dalton pudo,
llamándote un poeta
por tus asexuadas neoplatónicas baladas
dedicadas a Jenny von Westphalen
Roque al menos era un poeta
que escribió sobre tu gusto
por los brazos rechonchos y las tetas de Jenny

(Por las lecherías de Renania donde el fantasma
del primer atacante a la ética del trabajo como el tú flojo leyendo
Schlegel junto al río

donde los señores feudales aplastaron
los levantamientos campesinos de los primeros
revolucionarios protestantes, traicionados por Lutero
tu laúd no los vengó a ellos tampoco, eran campesinos
no trabajadores industriales
Te viste a ti mismo en el río, la barba aún no tan larga,
no viste la calavera al fondo
en la que la serpiente de agua habitaba)

Roque conocía algo de la carnalidad divina y esplendida
como Rubén Darío, quien no nació tan lejos
de donde Roque fue ejecutado
por sus propios camaradas de armas.
Desearía que hubieras mencionado a la sirvienta
en la bodega pagada por el padre de Friedrich Engels
el apareamiento contrae una especie de dialéctica —
para mí la fertilidad no es puramente material.


Carta a Marx dos

Karl, comenzaste tu último trabajo sobre la estética,
prometiste en tus cartas “que sería lo mejor de todo”
a Engels le dijiste “no has visto nada aún” pero moriste
por la bebida, la sirvienta, cigarrillos luego del primer párrafo.
Brecht lo interpretó para ti, en su especial
y pragmática forma alemana,
Nunca escribir con el estomago vacio,
Comúnmente me levanto y escribo poemas
por la mañana mientras siento hambre.
alternando perder la semilla
y la vitalidad de los fantásticos amantes que vi en las vacaciones en Polonia
después de eso termino este poema,
o me arriesgo a seguirlo, estoy lejos de la panadería
para comprar el almuerzo-
un deslenguado e irracional eslavo soy, olvido comprar pan, los problemas prácticos son Hidras,
no resuelvo el problema hasta
que Marx me diga que necesito ser racional, la revolución de los esclavos no tiene magia o sinos

o cualquier tipo de fantasía científica catalogada por Dvorak.


Carta a Marx tres pidiendo una respuesta sobre su poesía

Marx
Vuelvo de mi almuerzo con estas preguntas, estoy releyendo contra estos
poemas para Jenny que me enviaste pidiendo mi opinión,
perdóname por el lápiz rojo.

alguna vez aprendiste
“Miel et Lac Sub Lingua Tua”

Primer verso en latín de Darío, a los 3 años –
No puede ser hallado en Cicerón,
Es incluso anterior
Los proletarios romanos susurraban estas líneas
en oscuras chozas de barro, no temiendo que las moscas vengan
comiendo las bocas melosas de los hambrientos

Incluso la plebe les quitó la mirada, prohibió sus pies
de ser lavados en las fuentes
fueron capturados como esclavos, en un sueño mis ancestros
de las islas de Sicilia, Tracia
desde los ilimitados bosques de Polonia.

Pero “que pasaría si” la historia es Imaginación burguesa
y yo soy un Hombre de mis Tiempos.


Carta a Marx cuatro

Karl, me pregunto por lo que ahora ves
desde tu bodega de vinos que cruza
el océano del mas allá,
vuelves a este mundo, tratando
lanzar páginas de tu prometida nunca entregada Estética
a las oscuras olas, esperando al viento
al pez que coma las diatribas para traerlas de vuelta,
El último Prometeo que escribió tontas baladas a Jenny,
y que leía Goethe a sus hijas, y los Amores
de Ovidio a su criada, en la bodega de vinos pagada por el padre de Engels

Karl,
descubridor de la importancia de lo material,
me preguntaste cuándo comenzaré el infierno también
quiero lanzar estrellas y columnas shir-ha-shrim al suelo
y crecer, convertirme en un ser humano,
a ratos parezco un animal simbólico,
más inútil a la revolución.

Pero te necesitábamos
a ti
necesitábamos la lámpara para dar vida con un alma al barco de acero de Espartaco
nos diste estúpidos remadores,
tu estética podría haber sorprendido y prevenido:
el pragmatismo de Brecht que interrumpió cualquier de diálogo
con alguna oda a la economía, al materialismo, las cosechas, al proletariado,
y su cansadora oda a la flacidez ruidosa de la vagina de una vieja prostituta
la estética del cavar anterior al espíritu, las rupturas, la perdida de aire

deberías haber prevenido las revoluciones culturales,
deberías haber prevenido la fantasía posterior a la Guerra Fría de hoy
más vampírica que cualquier parasitismo capitalista
el Arte es una Democracia, Annus Domini

Poetas actúan de “obreros intelectuales”
La alemana Geistelijck, relacionada a la psique y a los fantasmas,
inferior al arduo laburo de trabajadores y supervisores,
Craft (del Al, Kraft.)
gracias por esto,
¿Te explicaste a ti mismo?, ¿podría Brodsky haber sido juzgado
por parasitismo? –
El no fetichizó los grados ni el contrato
su único empleador: un misterioso dios anterior a Jesús,
Hijos de judíos errantes ocultaron sus ídolos a dioses como playboys
de la mirada fulminante de las letras en la columna,
El alfabeto semita del rechazo, si me quedo contigo, déjame ser por fuera
un viejo eslavo.

Tal vez el joven Marx hubiera castigado a Brodsky
ante el Tribunal,
tal vez diciendo por él que dios es solo la falsa conciencia del lumpen
metáfora ceniza de
Padre Trabajador,
Pador,
apareándose con Madre Naturaleza,
Maza
en la gran bodega de vinos en la cual la tierra está suspendida
habrás contado en la corte
la historia del cruce de Maza y Pador
como los egipcios Nut y Geb, con el enorme pene verde y las estrellas
lo habrías defendido, como tu hermano parasito,
nunca tuviste un trabajo, pero te pegó – Brodsky nunca fue a la secundaria.
Y yo tampoco.







círculodepoesia.com

miércoles, 14 de junio de 2017

Julián Axat -La física de las arañas

Julián Axat, La Plata, 3 de agosto 1976


La física de las arañas
     ( reescrituras de Lucrecio)


“Aunque la sabiduría de mis labios te ha explicado verdades infinitas, otras muchas me faltan todavía, y tengo yo además que engalanarlas con lindos versos; explicarte los diversos fenómenos del cielo: cantaremos también las tempestades, y las causas y efectos de los rayos, las nubes, los cuerpos celestes, pues todos son efectos naturales que atribuyen los hombres a los dioses, porque no pueden penetrar en las causas”. 
                                                                                            Lucrecio (De rerum natura. Libro IV)


10
las voces. murmullos de insecto que no llegan al oído mueren desvanecidos por los aires, continuando su marcha; o estrellados en algún cuerpo sólido, el sonido repiten rechazadas y muchas veces engañan reflejando la palabra, así como la imagen del espejo multiplica la presencia de la araña dejando imperceptible un rasgo que no copia.


20
 la naturaleza de la araña. este fuego voraz formado de intentos de otros fuegos más vivos y sutiles: ninguna cosa puede resistírsele; por medio de la cueva pasa el rayo con tanta valentía y ligereza como el grito y la voz irrumpen el vacío de la tela frágilmente suspendida desde el techo.


30
el rayo en la madriguera y el clivaje en la copa. destello que atraviesa las peñas y metales; cobre y oro derrite en un momento al arácnido perplejo de terciopelo, y de repente disipa el veneno sin lesión a la copa servida, que hasta hoy sigue intacta.


40
la tela. nace cuando ella empieza a mirar y queda atrapada en el hilo fluido de seda que gira el universo en una delicada película de azares brillantes, el aleteo de una mariposa que se queda pegada y en su último suspiro sopla un viento y declina la tanza que agita los mares y silencia los pájaros.


50
los torbellinos de la araña. en el aire, las turbulencias marítimas, son simples desviaciones en el equilibrio de Afrodita, que nacen de la espuma de las volutas líquidas que juegan y se entretienen de acuerdo a la voluptuosidad incitadora de los cuerpos que se atraen y se afectan.


60
el universo. no hay juego más divertido que ver como dos arañas se pelean y los efectos imperceptibles que van dejando a su lado resultan el típico movimiento de la materia que explica el total funcionamiento del universo.


70
la música. la composición de su cuerpo es luz, calor, natura vista, tocada, sentida en clinamen, llena de emanaciones, efluvio de fragancias y rumores, de amargores, y sabores, cuerpos de seis patas conjuntivos, que se deshacen si falta vino y sueño, pasiones alegres, meteoros y otras formas simulacros de la aventura que se baten y suspenden en el aire. ellas están ahí, solo hay que saber captarlas.


80
origen y fin lenguaje arácnido. enseña a las arañas la naturaleza y las turbas de la lengua, la necesidad o inflexión de nombrar el río en que flotan o pueden ahogarse, pues la sombra de la araña está en cada pupila de sus tantos ojos sin pelos, luciérnaga o chispa alada, en una rama prisma que crepita y es nombrada en otro telar de su infancia.


90
 torbellino. caudal irreversible de araña madre que las cría, direccional al mandato de la comunidad de los astros que las domina insectos. y ellas que gustan frente a esa represa en el río para inventar nuevos lenguajes y telares. archipiélagos liberadores o necesarios donde finalmente pueden tejer y descansar en paz.


100
torbellino. al escupir el piso encuentra la araña informe o nebulosa desparramada. Bataille me comenta que se trata de ponerle un traje a lo que no existe, un traja matemático. eso significa entonces que el universo es algo así como una araña  o un escupitajo.


110
tejiendo nubes. escupe un suave hilo y ella de tacones altos haciendo equilibrio con un sombrero granate, que según dice, hace conspirar a los átomos a favor suyo, y colaboran para mantenerla erguida en su conjuro y que nadie de los presentes aplauda cuando estalle en el piso.


120
vestido tejido durante la noche para usar como respirador artificial. crochet de hilo para alejar el marasmo y así evitar todo resabio de  pasiones tristes. araña y sosías de araña, incansable constructora del recipiente o declive (cuenco de plata) para que la energía celeste irrumpa en un punto y el torbellino del universo conspire a su favor.


130
la metamorfosis. los desvíos del equilibrio natural se presentan como pequeños accidentes en la seda que impiden captar la crisálida monstruosa que se gesta lentamente en silencio.


140
una sinarquía de varias patas conspira en el nombre de los cuerpos, deja atrás -para siempre- otros personajes: cucarachas, asnos y perros. hasta el momento se ha dicho que el hombre es la más ridícula de las transformaciones.  


150
la tensión se desenvuelve en el hocico de la araña, pensamiento que se dirige fuera de sí, que lleva en su matriz vibraciones o alboroto en el nervio de su idea, sobre su torso batalla oral, inquietud de no ceder ante los ovillos que se forman hacia adentro.


160
se produce lluvia porque las nubes se nutren del agua que la fricción da calor a la araña sobre su presa, bicho más pequeño, acumulación de ríos, flujo a su boca, arco iris, pasión, elementos que reciclan una esperanza de mañana.


170
mañana la araña se secará por ausencia de lluvia. ausencia de presa.


180
en cuanto a los terremotos, vienen del hueco, cavernas en el pecho de la araña. madriguera deja ver fuego, hielo allí donde no hay intenciones de encontrar un poro para salir a la superficie.


190
cómo sublimar tanto veneno en otra agua que sin lastimar otro insecto permita el encuentro. tal es la naturaleza posible de la araña.


200
siempre existirá el riesgo de morderse a sí misma (beber su propio veneno) y que nunca haya encontrado el lugar, árbol o pared de piedra, donde sentirse a gusto, donde hallar el poro para fecundarse a sí misma.


210
las peores catástrofes, la caída del cielo, está relacionado con morir y no haber tenido tiempo de desarrollar la suprema virtud, el talento que se vislumbraba en sus átomos (todos lo veían) cuando se arrastraba.

lunes, 12 de junio de 2017

Harry Clifton -Los orígenes del tango

Harry Clifton, Dublín, 10 de julio 1952
Versión Gerardo Gambolini


Los orígenes del tango

Me obsequiaba con su vino tánico, champagne
que envejece amargamente, mientras de un clavicordio
tronaban tangos, y la lluvia de enero
golpeaba desde la costa atlántica cubierta,
al oeste de Bordeaux. Altos ventanales —
siglo dieciocho. Me observaba, sin hablar,
mientras estaba sentado a su mesa, bajo la palma artificial,
donde otros se habían sentado antes que yo,
porque era una mujer de cuarenta largos

jugando sus comodines. “Extraño, pero murió de SIDA”,
dijo de aquel clavicordista exaltado,
y pensé en los argelinos, y los hetero brutales
apagando cigarrillos detrás de la plaza Saint Pierre,
las transas clandestinas, el aburrimiento de los días de licencia en tierra.
“Borges odiaba el tango — trop vulgaire,
le sexe, la nostalgie, la vie des immigrés”,
siguió diciendo. Nada de eso me importaba:
lo único que yo veía era un vasto espacio hispánico,

vidas anteriores, la oscuridad de los orígenes
agolpándose en mí, hace muchísimo tiempo.
“Esta noche me emborracho bien”,
cantaba alguien. Viejos como el pecado original
flotaban Laura Montserrat, María la Vasca —
arquetipos femeninos. Palafreneros, mulateros,
abuelo emigrado de Europa, todavía un empleado
al final del siglo, arriados como ganado
por las academias de baile, detrás del matadero

de Buenos Aires. “Una calle en Barracas al Sur,
una noche de verano...”, cantaba otra persona,
y yo escuché, finalmente, el ruido de los postigos
a la hora de la concepción. La sangre mulata
corría por mis venas como la fiebre amarilla —
¿Lo notaría siquiera? El sur, el oeste,
el frío alto de los Andes, blanco como el pecho de una madre
al que nunca me acerqué... Tiempo desvanecido recuperado —
Se llamó a sí misma Nueva España, América del Sur.

“Escucha esto —Les Blason du Corps Féminin”
leyó de sus Pléiades del siglo dieciséis
en un volumen encuadernado en oro. “¡Escucha! — petit connin
plus riche que les toisons du Colchos...” ¡El vellocino de Jasón
estaba sentado aquí delante de mí! Aquí habíamos fondeado
esa misma tarde, a la luz amarilla de una tormenta
que ennegrecía el horizonte burgués de Bordeaux
con expectativas, cosquilleos eléctricos —
Aquí, donde tantos se habían ido a probar suerte

había finales, principios. ¡Casas viejas! ¿Quiénes eran
las mujeres traicionadas por Europa, que se miraban
en espejos tremendos, tocándose las primeras canas?
Me incliné y tomé sus manos entre las mías
y rogué a Mascarpillo, El Cachafaz,
en el extremo oscuro del linaje transatlántico —
compadritos, lustrabotas espectrales
que escalaron posición, al compás de un clavicordio y vino blanco,
haciendo girar a sus mujeres en redondo, contra el reloj.



sábado, 10 de junio de 2017

Laura Forchetti -21

Laura Forchetti, Bs As, 18 de septiembre 1964


21

señalo alguna cosa
salimos del camino
para verlo

justo antes de la noche
en la orden de reunirse
garzas blancas sobre las ramas
de un árbol oscuro
a orillas del río
veinte o treinta
dispuestas como magnolias

por momentos algo las agita
se desordenan
un barullo
después mansas a esperar
la oscuridad

de este lado del río
la luna
se dobla
un pétalo
un perfume

pablo y las nenas de marta
hacen silencio
se les enfrían las caritas
con el último aire de la tarde

mañana vamos a dibujarlo
el árbol de las garzas
en mitad del otoño

las ramas vacías
se encienden como lámparas
preparando el sueño

observamos desde la otra orilla

el agua se torna más brillante
cuando baja el sol
hace un espejo

nunca vimos tantas
en cuclillas
la frente lastimada
entre las plantas bajas
un escondite

no volver a casa
mirarlas para siempre
encender un fuego
sobre la tierra
las rodillas mojadas

contarnos secretos
como las garzas

que ahora empiezan a hablar
mueven lento las cabezas
se hamacan
con la vista
buscan la luna

que ha quedado a medio camino
casi transparente
sobre el agua.

jueves, 8 de junio de 2017

Yusef Komunyakaa -Las cartas de amor de mi padre

Yusef Komunyakaa, Luisiana, EEUU, 29 de abril 1947
Versión Gerardo Gambolini


Las cartas de amor de mi padre

Los viernes abría una lata de Jax
al volver de la fábrica,
& me pedía que le escribiera una carta para mi madre
que enviaba postales de flores del desierto
más altas que hombres. Él rogaba,
prometiendo no volver a golpearla
nunca más. A mí me alegraba en cierto modo
que ella se hubiera ido, & a veces quería
incluir un recordatorio: que la “Polka Dots & Moonbeans”
de Mary Lou Williams
jamás deshinchó los moretones.
Su delantal de carpintero siempre lleno
de clavos viejos, un martillo de orejas
colgando al costado & cables de extensión
enroscados en los pies.
Las palabras salían de debajo
de la presión de mi bolígrafo: Amor,
Cariño, Nena, Por favor.
Nos sentábamos en la silenciosa brutalidad
de voltímetros & terrajas,
perdidos entre las frases...
El reflejo de una cuña de cinco libras
en el suelo de cemento
arrastraba un crepúsculo hacia adentro
por la puerta del cobertizo.
Yo me preguntaba si ella se reía
& las sostenía sobre una hornalla.
Mi padre sólo sabía escribir
su nombre, pero podía mirar los planos
& decir cuántos ladrillos
llevaba cada pared. Ese hombre,
que robaba rosas & jacintos
para su jardín, se paraba ahí
con los ojos cerrados & los puños ovillados,
escribiendo con trabajo una sola palabra,
casi redimido por lo que trataba de decir.


martes, 6 de junio de 2017

Eduardo Dalter -Destinos

Eduardo Dalter, Buenos Aires, 6 de febrero 1947 


Destinos 
(Casi una poética) 
                                                                      Tu destino te sorprenderá
                                                                      cada momento
                                                                                       William Blake

Desde qué orilla abrir, cerrar
        los ojos;
desde cuál punto de qué orilla.
        Cada orilla,
cada punto de orilla adelanta,
        en su cielo
y horizonte, una respuesta
        diferente
que supone cada palabra que
        se imagine
o que se diga. Todo camino
        comienza
a abrirse según donde decida
        afirmar
uno los pies y hacia dónde
        apunte
uno su historia y su mirada.
        Uno eligió
–o eligió por uno el fuerte
        viento–
cada segundo, cada
        rumbo,
cada sendero ahondado o
        vasto
y nada puede salvarse en
        un cruce
ni en un momento solo que
        se abra.
La suerte, o mala suerte,
        siempre
estuvo despierta y estuvo
        echada
como una apacible leona
        al pie del árbol.

domingo, 4 de junio de 2017

Alan Dugan -Recuerdos borrachos de Anne Sexton

Alan Dugan, Brooklyn, 12 de febrero 1923 – Massachusetts, 3 de septiembre 2003
Versión Gerardo Gambolini


Recuerdos borrachos de Anne Sexton

La primera y última vez que vi
a mi ex amante Anne Sexton fue en
una lectura de poesía en protesta contra
alguna guerra inconstitucional en Asia
cuando un académico hijo de puta,
para poner a prueba su fama de borracha
le dio un vaso de cerveza lleno de vino
después de que leímos. Ella se lo bebió
entero, mirándome directo
a los ojos y luego dijo
“No me importa lo que creas,
¿sabes?” como si yo fuera
su ex ¿qué? ¿marido, amante,
qué? Y justo cuando yo
iba a decirle que la amaba, fui, oh,
fui interrumpido por mi bello enemigo
Galway Kinnell, quien le dijo
“Tal como me dijeron, tus ojos,
tienes uno azul y uno verde”
Y ahí estaban, los dos
bellos poetas, mirándose
uno al otro a sus bellos ojos
mientras yo bebía la borra de su vino.



viernes, 2 de junio de 2017

Daniel Samoilovich -Pero es que no se trata ¿no?

Daniel Samoilovich, Bueno Aires, 5 de julio 1949


Pero es que no se trata ¿no?

ni de berdad ni de belieza, ¿no?
sino de seiscientas, setecientas tortugas
de una vez, doscientas
en un solo día.
O sea, un animal enorme, ¿no?,
algo que pesa bastante, más de doscientos
kilos, y a su vez doscientas
en un solo día: arreadas a bordo por
planchones de madera o hombreadas
entre dos o tres, en redes. Vivas, a fin
de que vivan, les damos pasto
de comer y cada día
de los doscientos que siguieron
apaleamos una y la comemos.
Rompiendo antes la caparazón: obvio.
Un animal extremadamente lento, pero apto
para la supervivencia.
Hasta que llegamos nosotros:
      dispuestos a acarrear
doscientas en un solo día.
La caparazón se dispone en hexágonos y cada
hexágono ajusta con los otros, con pentágonos
no hubieran podido, cómo
y cuándo aprendieron geometría.
El caso es que nos llevamos doscientas
en un solo día, escandalosamente fáciles
de cazar, no tenían previsto, se ve, nuestra visita,
tenían hexágonos, tenían su técnica
lento acorazada de vivir, o sea:
Me como el pasto que no se mueve, dado lo cual,
maldita la falta que me hace
andar saltando como una liebre,
y si algo me ataca me meto
para adentro, me duermo una siesta
de dos o tres siglos mientras
el otro se aburre y se va:
por pico duro que tenga los dientes se le van a quebrar
contra este carapacho, y peso lo suficiente
como para que no pueda ni pensar en levantarme
y romperme dejándome caer
desde quinientos metros: que pruebe el plumífero
levantar vuelo conmigo entre sus garras, si
lo que es menos probable todavía,
encontrara de dónde agarrarme. ¿Se entiende?
Peso y falta de ángulos, dureza y retracti
bilidad. Pero
(y "pero" es el verdugo de todo lo que amamos)
¿quién se iba a imaginar la llegada de estos
cretinos implumes, con dedos articulados, el pulgar oponible, etc. ?
No todo
puede preverse en esta vida, el caso
es que nos divertimos bastante sobre esta planeta
en esta pedaza del planeta hasta
que, etc., etc., etc.
En cualquier caso, admitirán que no se trata
de belieza, el estilo que habíamos
elegido era bastante belio, lo hacíamos con bastante
gracia, por lo menos nos parecíamos
graciosas a mismas nosotras y pulvus
nos echábamos que durraban semanas: ni belieza
ni éxtasis faltábannos. Oh, mis amigos, habláis de rrimas
pero no olvidéis que es la cruda
intemperrie el problema: un carrapacho
de acerro hubiéramos debido
      tener para defendernos en forma adecuada
de la intemperie cuando adoptó la forma
de estos duros cretinos:
pero hubiera
sido técnicamente imposible: necesitábamos algo
que pudiera crecer, me refiero
a que el carapacho tenía que empezar siendo
más bien chico, caso contrario
hubiéramos debido nacer enormes, lo cual
plantea nuevas dificultades técnicas,
(estas sí, insalvables): en suma, nuestro talón
aquilino teníamos y he aquí que:
uno, vino a saberse que era necesario
que lo tuviéramos, dos,
duramos hasta que unos cretinos
lo descubrieron. A fin de
comernos; esa es otra; hubiera sido
harto prudente saber a mierda
a fin de que los implumes no tuvieran deseo
de comernos, lo que no entiendo
es cómo se les cruzó por la cabeza
que podríamos, que podrían: es que lo prueban
todo, el agua del pericardio ¡el agua
del pericardio!, auténticos
carniceros buscando como perros
hambrisedientos qué mierda comer.
Gustarles, ese fue el problema,
aparecer ante los ávidos ojuelos
del bípedo como apetecible
menú. ¿Por qué
no se comen entre ellos? Me temo
que también, que incluso. ¿Y no sería posible
ser nomás una idea, algo
indiges-incorrup?
No está mal. No una tortuga ser, sino la mera idea
de una tortuga, ahí sí, ahí seguro
que no se tomaban el trabajo de comernos, oh, sí, mucho
mejor todavía que saber a mierda. O sea: volverse
más fáciles de transportar pero en el mismo grado
y por lo mismo, menos interesantes. No saber
a nada, impalpa-insonda-
bles ser: inodor, incolor, insipid
as, imposibl, impensabl, impasibl
es ser. Con lo que llegamos entonces a
nuestro error capital, inicial:
la tangibili- la palpabili- la inteligibili
dad. El peso, que fue nuestro ingenuo remedio
      contra la pájarocaptura, transformóse
en nuestro problema a la hora de la
implucaptura. Ironía, etcétera.
En todo caso no vengan ahora
con la belieza, con
el amanecer en las islas remotas, la línea
roja del sol sobre
conos de volcanes apagados.