Arantxa Oteo, Madrid, 6 de junio 1966
Parto
Mi útero
nulíparo
ha dado a tiniebla hoy,
7 de junio de 2011,
una preciosa niñita-madre
de 77 años de edad
y 46 kilos de peso.
La maniobra del
parto
ha empezado,
de forma absolutamente
artificial
a eso del mediodía
y mis carnes
se han roto,
definitivamente,
cuando mi alma-placenta
(desgarrada)
la ha separado de
mí
y la ha depositado
en un mundo
extraño,
quién sabe si
feliz
para ella,
alrededor de las 8 de una tarde
nocturnizada
por los nubarrones de lluvia
y el barrunto de tormenta.
Todo lo observaba con sus ojos
perdidos,
con la mirada,
abúlica y desapasionada,
de quien ni siquiera
es consciente de que ya,
nunca más,
fue lo que es.
De mis pechos,
secos de lágrimas,
manarán siempre
leche y miel
para ella.
Te quiero,
mi querida madre-niña
la que ya no aprende y
sólo de olvidar
está ávida.
Cuánto te quiero
y cómo,
desconsoladamente,
me odio.
Parto
Mi útero
nulíparo
ha dado a tiniebla hoy,
7 de junio de 2011,
una preciosa niñita-madre
de 77 años de edad
y 46 kilos de peso.
La maniobra del
parto
ha empezado,
de forma absolutamente
artificial
a eso del mediodía
y mis carnes
se han roto,
definitivamente,
cuando mi alma-placenta
(desgarrada)
la ha separado de
mí
y la ha depositado
en un mundo
extraño,
quién sabe si
feliz
para ella,
alrededor de las 8 de una tarde
nocturnizada
por los nubarrones de lluvia
y el barrunto de tormenta.
Todo lo observaba con sus ojos
perdidos,
con la mirada,
abúlica y desapasionada,
de quien ni siquiera
es consciente de que ya,
nunca más,
fue lo que es.
De mis pechos,
secos de lágrimas,
manarán siempre
leche y miel
para ella.
Te quiero,
mi querida madre-niña
la que ya no aprende y
sólo de olvidar
está ávida.
Cuánto te quiero
y cómo,
desconsoladamente,
me odio.
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