Ces Le Mhyte, Buenos Aires,
24 de Diciembre 1980
"Pero del futuro, los sabios captan
lo que se avecina. En ocasiones
su oído, en las horas de honda reflexión,
se sobresalta. El secreto rumor
les llega de hechos que se acercan.”
Kavafis
Cuesta mucho pulir las piedras,
y siempre hay capas de manchas
de no sé qué cosa
que hace la labor más ardua.
Se saca brillo a la fuerza
de limadas, pisones y remaches,
pero siempre está una parte
a punto de ahuecarse.
Así que no quedará otra
que dejar el destello oscuro
moldearse a su libre arbitrio.
Algo otorga el don
de la escucha incluso en el estruendo,
pero el viento amanecido sigue cubriendo
las faldas de la sustancia última de las cosas.
Un erizo de golpe salta
sobre ese montículo de esferas
repletas de granito,
encontrando vencida la dureza
que supone toda escultura del refugio.
Es probable que ya lo supiera,
así apareciendo sin rastros en la niebla
quiso manifestar la carencia de forma
del tributo otorgado a la vieja
trinchera de apariencias estancadas
en las fisuras del barro crudo
de la memoria y el olvido.
"Pero del futuro, los sabios captan
lo que se avecina. En ocasiones
su oído, en las horas de honda reflexión,
se sobresalta. El secreto rumor
les llega de hechos que se acercan.”
Kavafis
Cuesta mucho pulir las piedras,
y siempre hay capas de manchas
de no sé qué cosa
que hace la labor más ardua.
Se saca brillo a la fuerza
de limadas, pisones y remaches,
pero siempre está una parte
a punto de ahuecarse.
Así que no quedará otra
que dejar el destello oscuro
moldearse a su libre arbitrio.
Algo otorga el don
de la escucha incluso en el estruendo,
pero el viento amanecido sigue cubriendo
las faldas de la sustancia última de las cosas.
Un erizo de golpe salta
sobre ese montículo de esferas
repletas de granito,
encontrando vencida la dureza
que supone toda escultura del refugio.
Es probable que ya lo supiera,
así apareciendo sin rastros en la niebla
quiso manifestar la carencia de forma
del tributo otorgado a la vieja
trinchera de apariencias estancadas
en las fisuras del barro crudo
de la memoria y el olvido.
"Algo otorga el don
ResponderBorrarde la escucha incluso en el estruendo,
pero el viento amanecido sigue cubriendo
las faldas de la sustancia última de las cosas".
Si esto es así, en esta materia, sabe más de lo que sea avecina el baqueano que coloca oído en tierra que el sabihondo. No sé si poesía y ciencia estarán tan tabicadas,no sé, no estoy segura. No hay hijos y entenados. En la trinchera de apariencias estancadas, ni el dios enciclopedia salva.
mi blog está mal es un horror, no lo uso.
ResponderBorrarbercovichclelia@gmail.com
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