viernes, 28 de julio de 2017

Miriam van Hee -Velada de dun laoghaire

Miriam van Hee, Gante, Bélgica, 16 de agosto 1952
Traducción Stefaan van den Bremt y Marco Antonio Campos


Velada de dun laoghaire


I

la dama de letonia relataba
cómo fueron a parar los pueblos:
los finlandeses continuaban empujando
a los lapones al norte

y los prusianos eran tan belicosos,
no es broma, que todos
perecieron
en sus conquistas

¿por qué hay tan pocos
poemas divertidos?, suspiraba
la dama de letonia, le hizo una seña al camarero
y pidió más whisky, luego
miró hacia afuera y dijo
que ya no existía nadie
que hablara prusiano


II

se habían confundido el mar y
el cielo, por los faros
aún se veía dónde se extendía el horizonte,
hacían señas, no como un padre o
un amigo, hacían señas desde
la vida eterna, la libertad
de ida y regreso

finalmente ya no se distinguían
sino las palmas en la luz
que venía de los cuartos del hotel
y más lejos se oía en golpeteo
de las sogas contra los mástiles

para todo hay un decorado:
para el reencuentro, la despedida
y la espera


III

el mundo es grande, dijo
la dama de letonia,
europa, américa, mi padre
pereció en Siberia

hablamos el idioma más antiguo
de europa, somos pocos
por eso conversamos mucho,
uno debería lavarse la boca con jabón,
dijo mi madre ¿dónde
está ahora mi madre, por qué
no puedo callar, por qué
no puedo llorar’

la vida es larga, dijo la dama
de letonia, y no se puede
cambiar por otra


IV

de donde estaba sentada distinguía
una isla en la que
brillaba el sol de vez en cuando
como en mí, abajo
las gaviotas hacían sus ruidos
quejándose, nerviosas y agitadas:
estaban en casa

la isla se ponía oscura,
gris y luego de un verde intenso
como si se sonrojara, y comprendí
que antaño el sol fue adorado
como si recibieras
atención de alguien, aun
cuando estuvieras completamente sola

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