Ana Guillot, CABA, 2 de diciembre 1953
mujer 1
-¡ah!, ¿se podía elegir?-pregunta
ahora que ya es vieja
ahora que su vestido es negro, aceitoso,
que ha parido seis hijos y tiene
el vientre entumecido, lacio
el peinado tirante y esa sonrisa tiesa
y finita
-¡ah!, ¿se podía gozar?-
era posible entonces dejarse tocar en la entrepierna
sin que los padres miren
era posible cantar con voz profunda
como chavela vargas
no como doris day
el pasito liviano
ese final feliz y tan yanqui
era posible cantar
un bolero
como si entrecerrara los ojos para él
la nuca para él
los pechos como frutas abiertas
y ese olor a verano
y las enaguas flotando el precipicio
la clara manera de decir que sí
-¡ah!, ¿se podía reír y no planchar
el ceño almidonado para que no se enojaran en casa?-
como si fuera la calle la apertura
la noche la apertura
un corredor erógeno
un relámpago en la columna vertebral
-¡ah!, ¿no estaba mal tentarse con la risa de otro
con el olor de otro
con la cintura de ese hombre
/perfumado
que traía jazmines los
/domingos?-
elegir qué ingles, qué palabras,
qué portazos pegar
cuando le pegan a ella las palabras dolidas
las palabras precarias, amarretas
haber parido hijos y no haberle escuchado
ni un -te amo-
nunca la caricia después de la descarga
nunca una manera de mirar diferente antes del desayuno
¡ah!, el frío la acobarda
es hora de cerrar esa puerta que viene haciendo ruido
es hora de prender el farol
y apenas descansar
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