miércoles, 8 de octubre de 2014

Graciela Perosio -Sin que nadie lo note

Graciela Perosio, Bs. As., 14 de junio 1950


Sin que nadie lo note, en la oscuridad
de la tibia noche de noviembre,
está sentado sobre un pequeño muro de piedra.
Casi las once y los jazmines
envuelven la esquina
de Aviador Pluschow y Aviador Rholand
en ciudad Jardín del Palomar.
Corre el año 1970.
Está solo y no, porque este poema
también existe, aunque aún no lo sabe.
Las estrellas y el aire nocturno danzan
con música de Mozart
que viene del jardín de una casa
cuyos habitantes cenan
sentados en el césped.
La brisa también trae, de a ratos,
oleadas de retama
que es como decir luz.
Permanece inmóvil a pesar
de que lo esperan.
Debió haber llegado ya
de la Facultad de Arquitectura
donde estudia.
Pero la maravilla lo sorprendió
y lo tiene detenido.
El, que desea volar
como lo máximo en el mundo,
permanece quieto en esa esquina de alas.
Quieto y suspenso hasta ser aire.
                              Entonces empezó a comprender.
Amó la tierra
y construyó casas.







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