Alejandra Mendé, CABA, 14 de mayo 1956
De que pague el sí mismo el correlato de su historia
No me colonizó Berlín, ni Munich,
no me gustan las hamburguesas y me complica
la escuela de Frankfurt.
No mide las palabras, el habitante de Nuremberg.
Me espantan las diéresis y el temblor de tu mano. La estrechez.
Tu palabra caída de tanto justificar... y no hay perro
que muerda tu hueso de culpa. Y no es mi nombre
tu arcano, ni tu talento. Aquí estoy gato, pétalo,
esponja en una o varias noches en las que te creí.
Cielo ausente. Cielo imbécil y desprevenido que
te ahogas, que te sé y te puedo responder aún y más,
pueblo extranjero de historias bélicas, no veo muda,
te abstengo de tu nacionalismo informe, mentiroso,
embriagado de vos. De lo que digan de vos,
de lo que cuelgue en cada puerto de tu gesto,
desorientado y fofo. Porque tengo un talento
asombroso para devorar fragmentos.
No me colonizó tu esquema, ni tu artillería de muerte.
No me gusta la colonia de Koln, ni las estancias de Mainz,
ni el puerto dónde los viejos usan bermudas descoloridas.
La belleza, ay, ay, ay, su belleza no tiene lugar
en tu boca, ni hoy, ni ayer, ni todavía.
De que pague el sí mismo el correlato de su historia
No me colonizó Berlín, ni Munich,
no me gustan las hamburguesas y me complica
la escuela de Frankfurt.
No mide las palabras, el habitante de Nuremberg.
Me espantan las diéresis y el temblor de tu mano. La estrechez.
Tu palabra caída de tanto justificar... y no hay perro
que muerda tu hueso de culpa. Y no es mi nombre
tu arcano, ni tu talento. Aquí estoy gato, pétalo,
esponja en una o varias noches en las que te creí.
Cielo ausente. Cielo imbécil y desprevenido que
te ahogas, que te sé y te puedo responder aún y más,
pueblo extranjero de historias bélicas, no veo muda,
te abstengo de tu nacionalismo informe, mentiroso,
embriagado de vos. De lo que digan de vos,
de lo que cuelgue en cada puerto de tu gesto,
desorientado y fofo. Porque tengo un talento
asombroso para devorar fragmentos.
No me colonizó tu esquema, ni tu artillería de muerte.
No me gusta la colonia de Koln, ni las estancias de Mainz,
ni el puerto dónde los viejos usan bermudas descoloridas.
La belleza, ay, ay, ay, su belleza no tiene lugar
en tu boca, ni hoy, ni ayer, ni todavía.
Gracias Jor por regalarme esta caina! Te amo.
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