Paul Simon, Nueva Jersey, 13 de octubre 1941
Versión Daniel Fara
La conversación pendiente
Color de naturaleza muerta
de una tarde avanzada.
Y el sol pasa a través de las cortinas
Y las sombras se difuminan en el cuarto.
Y sentados tomamos nuestros cafés
en el sofá de la indiferencia,
como caracoles en la playa.
Podés escuchar rugir al océano
en la conversación pendiente
y los suspiros superficiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.
Y vos leés tu Emily Dickinson,
y yo mi Robert Frost,
y marcamos las páginas con señaladores
que miden lo que hemos perdido.
Como en un poema pobremente escrito,
somos versos arrítmicos,
pareados que no riman
en un compás entrecortado.
Y la conversación pendiente
y los suspiros artificiales
son las fronteras de nuestras vidas.
Sí, hablamos de “cosas importantes”
con las palabras apropiadas:
“¿Sirve de verdad el psicoanálisis?”
“¿Realmente está muerto el teatro?”
Pero la habitación
se ha desdibujado suavemente
y sólo beso tu sombra.
No puedo sentir tu mano:
ahora sos una extraña para mí,
perdida entre una conversación pendiente
y los suspiros artificiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.
Versión Daniel Fara
La conversación pendiente
Color de naturaleza muerta
de una tarde avanzada.
Y el sol pasa a través de las cortinas
Y las sombras se difuminan en el cuarto.
Y sentados tomamos nuestros cafés
en el sofá de la indiferencia,
como caracoles en la playa.
Podés escuchar rugir al océano
en la conversación pendiente
y los suspiros superficiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.
Y vos leés tu Emily Dickinson,
y yo mi Robert Frost,
y marcamos las páginas con señaladores
que miden lo que hemos perdido.
Como en un poema pobremente escrito,
somos versos arrítmicos,
pareados que no riman
en un compás entrecortado.
Y la conversación pendiente
y los suspiros artificiales
son las fronteras de nuestras vidas.
Sí, hablamos de “cosas importantes”
con las palabras apropiadas:
“¿Sirve de verdad el psicoanálisis?”
“¿Realmente está muerto el teatro?”
Pero la habitación
se ha desdibujado suavemente
y sólo beso tu sombra.
No puedo sentir tu mano:
ahora sos una extraña para mí,
perdida entre una conversación pendiente
y los suspiros artificiales,
que son las fronteras de nuestras vidas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario