Julio Gómez, Santa Fe, 26 de septiembre 1949
En San José
Tan hombre él
y yo tan niña
me llevó a su palacio
casi sin proponérmelo.
Fui reina en sus salones.
“Sultana” me llamaban sus amigos.
Conocí los secretos de su noche.
Después se iba a sus campos,
sus batallas.
Ya sé que tuvo otras.
Pero volvía siempre.
Allí estaba mi vientre perdonándolo
en cada hijo nuevo.
A dos me los llevaron de este mundo
el mismo día en que él cayó sobre su sangre.
No sé cómo he podido llegar hasta estos años.
Será porque en las tardes,
cuando se apaga el sol en las ventanas
oigo sus pasos firmes
y suelto mi cabello como entonces
para que lo acaricien esas manos
que nunca me dejaron,
ni en la muerte.
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