Si es muda la muerte
Sucede que de pronto no esperamos el sueño,
ni somos impacientes y ya nada nos deja.
Sucede tan solemne
de un modo irrevocable cada buena palabra
lanzada hacia el abismo
urgida por el tiempo, hecha rueda y sustento
delante de los ojos
la luna como escudo si no invita a soñar
el poeta es memoria cuando despierta solo
camina y se distrae
y se vuelve sospecha si no sabe qué piensan
vagabundas las almas con sus formas corrientes
ensayando las manos severo en los pretextos
así vuelve la vista hacia el centro otra esfera
un cielo de palabras diciéndose en el frío
y explicando su muerte.
Sucede que de pronto si añadimos las citas
perseguimos sollozos, duplicamos ejemplos.
Sucede que quizás el horror se hace inocuo
el cansancio
una hilera de las sillas antiguas, los pasillos secretos
y la luz que buscó con afán es el siglo,
el palacio una fiesta de la cual desistir
si es preciso el fracaso
las palabras se abren y él regresa a la tierra
a su cuarto, al diván, al enigma, al tarot
que presagia
asomados al borde los amigos posibles
con sus caras atroces intimando en la hondura
y cayendo hacia adentro.
No miraste la espada, poeta.
Fue tan claro el discurso, la gloria, tu rezo.
Repetiste la escena comprendiendo la trama
sin pensar en finales proseguiste la marcha
desertaste acostado intrincado en las curvas
viste el último sol y aquel valle
derribando la puerta lo imposible fue tuyo
habituado a vivir de palabras
entre libros, papeles fortuitos y viajes disueltos
compuestos de gritos ahogados el río y el sueño.
Sucede que la voz es pereza.
No hay ultraje ni engaño de afuera.
Nadie sabe del muerto.
Los labios se cierran.
Nada existe. Tan sólo sucede.
Maravilloso!!!
ResponderBorrartremendo poema, la verdad es brutal
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