Santiago Alassia, Rafaela, Santa Fe, 1 de diciembre 1979
VII
Creyendo que sufríamos locura, difteria o fiebre,
u otra enfermedad capaz de hacernos patalear,
cruzar el límite de un charco, o levantar temperatura,
papá y mamá dejaron todo: la casa grande,
la porcelana, el coche nuevo, y nos mandaron
a conocer los mares, para aprender a pedir las cosas
de una vez y para siempre, con claridad, con modos limpios.
Oblicuamente caigo ahora, como lluvia,
y no resulta fácil decir ‘amigo’:
el corazón está cerrado.
VII
Creyendo que sufríamos locura, difteria o fiebre,
u otra enfermedad capaz de hacernos patalear,
cruzar el límite de un charco, o levantar temperatura,
papá y mamá dejaron todo: la casa grande,
la porcelana, el coche nuevo, y nos mandaron
a conocer los mares, para aprender a pedir las cosas
de una vez y para siempre, con claridad, con modos limpios.
Oblicuamente caigo ahora, como lluvia,
y no resulta fácil decir ‘amigo’:
el corazón está cerrado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario