Fernando Gabriel Caniza. Buenos Aires, 6 de diciembre 1970
La chispa
Se quiere paz cuando hay guerra
y en la paz algunos pesados
piden sangre pa’los que
interfieren sus negocios.
Si hay represalia el desconcierto
se apodera de los pasos
el andar de miles
no cambia nada en apariencia
es más bien
poesíacargada de futuro
escenario adecuado
para que una chispa
enciendala hojarasca.
Algunos dicen
en el pasto seco alcanza
una chispa bien dirigida para
que arda la espesura.
Así, con un alma en piedra, se
golpearían nuevas piedras hasta
que apareciera
la potencia transformadora
de la materia en un gran fuego. Otros
quieren esparcir
pequeños focos ardientes
en campo abierto
confían en sus luces
como un destino mágico.
Con firmeza
insistimos durante añares
la maleza tarda
en ponerse a punto.
Está demostrado:
repartir chisperos no siempre
genera fuego envolvente tampoco
una hoguera bien alimentada,
garantiza
una llama perdurable.
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